La Fiesta de la Isla del Danubio
A finales de junio se celebra el Donauinselfest. Cuenta con varios escenarios donde se hacen representaciones teatrales y musicales. Además de ser la mejor muestra de la gastronomía austriaca, con más de 250 puestos ofreciendo especialidades culinarias. La franja de isla artificial alberga todo el año espectáculos y zonas de ocio, así como actividades deportivas y culturales muy variadas. Un buen lugar para conocer la idiosincrasia de los vieneses.
Un café en Viena
En Viena hay muchos lugares para tomar café y probar su deliciosa repostería. Estos establecimientos siempre han sido muy valorados por los austriacos y en ellos era posible encontrarse con grandes personajes de las letras y la cultura. En cualquiera se puede degustar la deliciosa tarta Sacher, pastas y bombones dejándose acompañar por un café «kaiser melange» con yema de huevo, coñac y un toque de miel.
Atardecer sobre el río Moldava
Después de un día de paseos por entre los magníficos tesoros de Praga, cuesta volver a sorprender, pero es posible. Cuando el sol comienza a declinar es el momento de subir en funicular al Monasterio de Strahov, sobre la colina de Petrin. El conjunto sagrado es una de las visitas imprescindibles, entre cuyos tesoros hay una biblioteca ingente en la que se custodian numerosos incunables. Pero lo más impresionante es ver el atardecer y como los edificios y torres se tornan de color ocre mientras despiden al sol. Una réplica de la torre Eiffel de París acompaña y ofrece las mejores vistas sobre la ciudad.
Comer con cerveza
La cerveza es uno de los manjares de la capital checa. En la Ciudad Nueva, entre músicos y pintores, aparecen tabernas en las que elaboran sus propias cervezas. La cervecería y museo “U Flecku” es una de más antiguas, elaboran el preciado líquido desde el siglo XV. La cerveza praguense es uno de los mejores aliados para disfrutar de los sabrosos y abundantes platos checos, entre los que destacan las parrilladas de carne, la sopa de cebolla, el cerdo con col y las salchichas.
Un crucero por el Danuvio ya sea de día o de noche, es una experiencia inolvidable para todos y una forma diferente de conocer Budapest.
A los húngaros les gusta mucho utilizar abundantes especias en sus platos, es una de las características destacables de la gastronomía de este país. La carne es la que presomina en la mayoría de sus platos y uno de sus más conocidos es la sopa Goulash, con carne, verduras y paprika.
Tampoco podemos dejar de lado los dulces ya que en esta ciudad podrás ver algunas de las pastelerías más importantes de Europa y como no, degustar sus creaciones.
Para conocer y disfrutar Viena lo mejor es seguir una ruta por sus monumentos más importantes. El palacio de Hofburg es un buen lugar para empezar. Su fachada abre los brazos invitando a entrar a una de las maravillas de la ciudad. El complejo acoge las dependencias de los Habsburgo, la imponente Biblioteca Nacional y el Museo de Isabel de Bulgaria, Sisí Emperatriz. En el recorrido por las salas del palacio abundan los muebles estilo Luis XV y una valiosa colección de objetos de plata. La Escuela Española de Equitación está en un edificio adyacente, ofreciendo espectáculos donde los caballos danzan al son de la música clásica.
Junto al palacio Hofburg, presidida por la Josefsplatz, se alza la Biblioteca Nacional. Sus libros son un tesoro, especialmente las cartas, mapas antiguos e incunables. Pero el edificio no es menos: una sala de ochenta metros de largo y veinte de alto. Un pasillo superior recoge todo el perímetro. El conjunto conforma una de las joyas más impresionantes del barroco en Viena.
Los vastos imperiales
Varios museos más completan las instalaciones a los que se les puede dedicar todo el tiempo de que se disponga y no será suficiente para disfrutar de todas sus obras. De camino hacia el ayuntamiento se puede hacer una parada en el parque Burggarten, donde hay un magnífico edificio homónimo del que sorprenden sus escaleras. Además se puede tomar un café en la Casa de las Mariposas.
La avenida Ringstrasse se puede pasear en tranvía, observando una panorámica de la ciudad y sus edificios más emblemáticos. Desde allí es aconsejable tomar un autobús a Schönbrunn, situada en las afueras. Este complejo que hacía las veces de residencia de verano es la mayor expresión del poder imperial. Destaca el Museo de las carrozas, que muestra la colección de coches que utilizaba Sisí. Además de contar con un invernadero que recrea un clima tropical y el zoológico más antiguo del mundo.
Sobre Praga
Decía Kafka, uno de los ilustres hijos de la capital checa, que Praga lo tenía en sus garras y no lo dejaba escapar. Algo así es lo que le pasa a quién visita Praga por primera vez, que ya no puede escapar de sus garras, de sus encantos arquitectónicos y gastronómicos que conforman un todo sin igual en Europa.
Un puente para gobernarlos a todos
De entre los diez puentes que sobrevuelan el río Moldava, el puente de Carlos IV es la más preciada joya de la ciudad. Este, que fue el primero, es una galería de arte en sí. Sus quinientos metros de pasarelas están custodiados por una treinta de advocaciones marianas y varios santos. La estatua de san Juan Nepomuceno es la más venerada por los praguenses, quienes piden sus deseos apoyando la mano izquierda sobre el pedestal. Pero el puente además es una galería de arte para los pintores aficionados que exponen sus obras al son de músicos de cuyos instrumentos salen las notas que compusieron los grandes como Mozart o Bach. Con este puente el emperador pretendía someter a las dos orillas de la ciudad bajo un mismo gobierno.
Una ciudad, dos orillas
Hacia el este, tras dejar atrás la torre que vigila los pasos de quienes cruzan el viaducto, la Ciudad Vieja abre sus puertas. Tomando un café en la plaza del Ayuntamiento se puede contemplar el ejército de apóstoles que cada hora desfilan en torno al Reloj Astronómico. Muy cerca el barrio judío con su emblemático cementerio, donde es costumbre pedir un deseo al tiempo que se deja una piedra en la tumba del rabino Löw. Museos y sinagogas son los tesoros que dan testimonio multicultural de Praga.
En la orilla oeste el barrio de Malá Strana es un museo de la arquitectura barroca. El Palacio Real con sus jardines, el Callejón del Oro y la Catedral de san Vito, donde se puede venerar el Niño Jesús de Praga, son las muestras más representativas. Sin olvidar el Castillo que fue origen de la ciudad de las cien torres.
Budapest es la ciudad más importante de Hungría, no sólo por ser su capital, sino porque se ha convertido en una de las ciudades con más turismo de Europa.
El nombre de Budapest se debe a la unión en 1873 de tres antiguas ciudades, Obuda, Buda y Pest, convirtiéndose así en la segunda ciudad más importante del Imperio Astrohúngaro.
Budapest es conocida también por sus maravillosos Parques y Jardines, como los jardines del Castillos de Buda, el monte Gellert, el Parque de la ciudad e Isla Margarita, visita imprescindible, así como a sus famosos Balnearios ya que esta increíble ciudad dispne de 118 manantiales de agua termal.
También es de gran saber, que Budapest tiene iglesias preciosas y antiquisimas que merece la pena ver, una curiosidad es la Iglesia Rupestre, situada dentro de una cueva y que se inspiró en el Santuario de Lourdes.
Budapest cuenta con numerosos museos y galerías en los que podrá apreciar el arte y la historia, como Holocaust Memorial Center y Museo Etnográfico.
Hungría conserva sus tradiciones más ancestrales y eso lo demuestran en su floklore, el baile, la música, los trajes... una evocación al pasado.