En cuanto a que hacer, en Londres tenemos un sinfín de actividades para todos los gustos. A continuación vamos a citar unas de las más interesantes:
Oxford Street
Si nos gusta el auténtico shopping, no encontrarás ningún lugar mejor que este para hacer tus sueños realidad. Todas las grandes marcas están aquí presentes y puedes encontrar cosas que nunca encontrarás en España.
Hyde Park
Este enorme parque es el lugar ideal para relajarte del stress de la ciudad. Cuenta con una gran extensión de lagos y lagunas llenas de aves de todo tipo y con una basta población de ardillas. Tiene hora de cierre y apertura por lo que hay que tener cuidado ya que podemos estar lejos de una salida debido a la gran extensión del parque.
London Eye
AL margen del río Támesis, esta noria gigante es la mejor forma de conocer Londres desde las alturas. Ver su iluminación de noche es espectacular.
Torre de Londres
Castillo con gran historia que se encuentra al margen del Támesis. Fundado en el siglo XI y ampliado en varias ocasiones. Sirvió para muchas funciones: casa de la moneda, prisión real, lugar de depósito de las Joyas de la Corona, etc. Durante más de 900 años significó horror para los londinentes ya que cualquiera que ofendiera al rey podía acabar ahí y ser torturado.
Abadía de Westminster
Famosa abadía en la que están enterrados numerosos monarcas y personajes ilustres: Isaac Newton, Charles Dickens y muchísimos más. Ser enterrado en ella era y es considerado un honor.
Todo estoy mucho más solo podrás encontrarlo en una ciudad como Londres.
A Escocia por san Andrés
Una de las mejores fechas para visitar Escocia es a finales de noviembre. Las faldas tartán y las cruces del santo apóstol son las insignias que visten los escoceses para celebrar a su patrón. El día 30 del mes los edificios públicos y museos abren sus puertas gratuitamente. Las dos ciudades principales, Glasgow y Edimburgo se visten de gala con fiestas que inundan el ambiente. Aunque la mayor celebración se realiza en la costa, a 80 kilómetros de Edimburgo, donde se custodian los restos del santo. La música y la danza se apoderan de los habitantes de la región, dando lo mejor de sí y mostrando sus mejores galas en los desfiles que recorren las calles principales. Un día en el que no puede faltar el haggis, plato típico de la región, acompañado de whisky nacional.
Las islas Hébridas
Cerca del castillo de Eilean Donan se encuentran las islas Hébridas y la isla Skype. Muñones de tierra se adentran en las aguas del Mar del Norte dando lugar a espectaculares playas y acantilados. Verdes praderas sobre cuyos riscos se alzan victoriosos faros, irresistibles de fotografiar. Los rebaños de ovejas acompañan en el camino que se deja pintar por el blanco de las granjas sembradas a los pies de la costa.
Se trata del paisaje más emblemático de las tierras altas. La cuna de la civilización celta cuyos cementerios resisten el paso del tiempo y cuyos pueblos marineros muestran sus mejores colores para crear hermosas paletas que colorean las aguas casi siempre tranquilas de la zona. La visita a las auténticas tierras escocesas que parecen anquilosadas en el pasado y muestran orgullosas el legado de los pueblos que la habitaron.
Irlanda
Dublín más allá de la literatura
La capital irlandesa es el destino preferente para quienes buscan mejorar su inglés. Probablemente no sea el lugar donde más se cuida la gramática, pero sí un lugar abierto y alegre cuna de grandes literatos.
El Trinity College es la institución educativa más importante. Los grandes autores estudiaron en esta institución de la que destaca el reloj azul de su fachada, marcando la diferencia entre el tiempo antiguo y el moderno. A la izquierda de la universidad se abre Grafton Street, la calle más popular y cosmopolita de la capital. Cientos de personas pasean por la calzada adoquinada custodiados por cafés y pubs centenarios. Antes de llegar al barrio de los museos es parada obligatoria la plaza Merrion, ejemplo de la arquitectura dublinesa. Y no hay visita que valga si no se ha estado en la Catedral St Patrick, de singular simbolismo para los católicos de la ciudad, y el Castillo de Dublín, cuyo origen remonta al tiempo de los vikingos.
Duendes y cerveza
No espere ver duendes y tréboles de cuatro hojas cuando visite Irlanda. Aunque se han convertido en las insignias de la región, la verdadera reina de la casa es la cerveza, concretamente la negra.
Los historiadores sitúan el origen de la cerveza irlandesa hace 5000 años. Y aunque los vecinos británicos pretenden quitar el privilegio de ser los inventores de algunas de las variedades más populares, es en los pubs irlandeses donde se aprecia todo su potencial. Aquí las cartas de los bares no tienen platos, sino cervezas. Todos los tipos, tamaños y precios se dan cita en las vitrinas de las tascas llenas de estudiantes.
No obstante, para quitarse el mal gusto del enfrentamiento, en Irlanda hay centenares de micro destilerías. Pequeñas fábricas de escasa producción donde se elabora cervezas con mucha personalidad.
Galway, ya en el oeste, es una ciudad más moderna aunque con el embrujo de las tierras irlandesas. Una gran parte de la población es estudiante, de los que se refugian en los pubs y tabernas de la zona antigua para probar la cerveza, bebida nacional. Aunque quizás donde mejor se hacía la cerveza era en Clonmacnoise. Hoy la ciudad está en ruinas, mostrando un maravilloso conjunto arquitectónico que albergó importantes universidades y órdenes monásticas de toda Europa.
Convierte a Gran Bretaña en el destino de tus próximas vacaciones. Un país cosmopolita donde se dan la mano la cultura actual y las tradiciones milenarias. Con multitud de opciones para todos los bolsillos, paisajes sobrecogedores, ciudades llenas de encanto, fiestas de todos los colores...
Gran Bretaña es una de las naciones más antiguas del planeta, que, sin embargo, ha sabido resurgir en cada ocasión siendo un destino siempre pendiente en la agenda del viajero.
Desde la modernas instalaciones del Proyecto Eden en Cornualles a hasta las Tierras Altas de Escocia. Gran Bretaña tiene miles de opciones para todos los viajeros. Su historia le ha legado una cultura en la que se dan cita los celtas, vikingos, romanos y finalmente los destellos europeos. Londres, principal urbe de la nación, es un gran centro comercial y cultural en los que los museos ofrecen tesoros de todo el mundo. Glasgow y Edimburgo ponen el poder de la cultura y la educación. Mientras Irlanda asombra al visitante con paisajes que enamoran.
Escocia
Whisky, hombres con faldas a cuadros, lagos de leyendas mitológicas, castillos y el legado de la cultura celta. Estos son algunos de los estereotipos que vienen a la cabeza cuando se cita a Escocia. Una tierra que, sin embargo, tiene mucho que ofrecer y deja una huella imborrable en la memoria de quienes la habitan. Más allá de los tópicos, Escocia es un paisaje típico donde el verde parece que se hubiese derramado por doquier, contagiando al espíritu de sus gentes. No se deje engañar, puede que encuentre más simpatía en las gentes de esta región del norte que en la poblada capital del reino.
Edimburgo es la puerta de entrada a Escocia. La Royal Mile determina al centro de la ciudad, en un trayecto custodiado por edificaciones medievales que va desde el Palacio Real al impresionante castillo. Dejando al margen a la Catedral de St Giles. Entre pubs con más historia que botellas en sus vitrinas y comercios inspirados en otra época se alzan algunos de los edificios más emblemáticos. En la catedral, enormes vidrieras tiñen de color su interior. Mientras Tolbooth Canongate alberga la historia de la nación, con su peculiar reloj en la fachada.
Las tierras altas de Gran Bretaña están sembradas de castillos y regadas por lagos. El lago Ness, hogar del mitológico monstruo marino que hasta Cousteau buscó, es una de las paradas obligatorias. No muy lejos el castillo de Eilean Donan, sobre el lago Duich, ha sido escenario de películas y épicas leyendas. Como las que abundan sobre el lago Lomond. En Drovers Inn, una cabaña en la orilla de la mayor superficie de agua dulce de Escocia, se puede dialogar sobre los mitos de la región con los pescadores y cazadores que la toman como sede antes de comenzar el día.
Irlanda
Se dice que en Irlanda hay casi tantas iglesias como en Italia. Quizás no tantas, pero sí muchas, lo que hace de Irlanda un destino singular para vivir la Semana Santa de una forma diferente. Por contra a los vecinos británicos, aquí es la cerveza la que riega las mesas, aunque en los paisajes sí se encuentra cierta similitud. Praderas, acantilados, calzadas para gigantes, leyendas celtas... En Irlanda aguarda un crisol de experiencias.
Dublín da la bienvenida a los visitantes. El ambiente abierto de sus ciudadanos se hace patente entre pintas de cervezas en cualquiera de los pubs que pueblan la capital. Entorno al río Liffey se levantan los más populares barrios dublineses, los que inspiraron a James Joyce, toda una institución en estas tierras.
Lo que se conoce como el Anillo de Kerry es una ruta de casi doscientos kilómetros. Los pueblos, donde la lengua común es el gaélico, se alternan entre prados interminables con restos arqueológicos milenarios. Las leyendas celtas y vikingas se inspiran en asombrosos paisajes con vistas al Atlántico. Cork es la segunda ciudad de Irlanda. En su mercado abundan los puestos donde los comerciantes jalonan el marisco y pescado fresco. De su puerto partió el Titanic hacia su aciago final hace más de un siglo. Merece la pena recorrer las calles del casco antiguo en busca las tabernas marineras y las huellas otras épocas.