Arte al aire libre
El Muro se convirtió en un logotipo de la ciudad pero también las pinturas que lo decoran. El mundo del graffiti en Berlín ocupa desde puertas de garajes hasta grandes fachadas de edificios, y los berlineses están orgullosos de ello. De hecho, el graffiti que representa el beso entre el exjefe de Estado de la Unión Soviética y el Presidente de la República Democrática Alemana es el segundo lugar más visitado de Berlín. Si se dispone de tiempo es aconsejable apuntarse a alguna de las rutas que recorren las obras más impresionantes de este arte, algunas de ellas protegidas por la Administración.
Hamburguesas itinerantes
Una de las modas gastronómicas que imperan en Berlín es comer hamburguesas en los puestos callejeros. Los grandes restauradores le han visto el filón. Paseando por las calles de la ciudad es posible probar deliciosas hamburguesas, receta de algún prestigioso chef, que se ofrecen en puestos ambulantes con gran acogida por propios y extraños. Una manera original de tomar un tentempié y disfrutar de la gastronomía berlinesa.
La gastronomía colonial se basa en los recursos pesqueros y también en los típicos de la agricultura. Son también tradicionales los embutidos, ideales para consumir con salsas como el sauerkraut o la mostaza. No puede faltar, como buena ciudad alemana, la cerveza tradicional (Kölsch): una cerveza más clara y de gusto menos agriado que el habitual. Sin embargo, el chocolate es el producto estrella de la región. En el Museo del Chocolate de la ciudad se puede conocer la historia del cacao en Europa, además de obtener la posibilidad de visitar su extensa tienda donde se pueden adquirir todo tipo de productos derivados de este delicioso y dulce producto. Otros lugares que no debes dejar de visitar son el Koelner Zoo, el National Socialism Documentation Center (archivo histórico), el Botanical Garden Flora (jardín botánico) o el Hohenzollern Bridge: un puente peatonal de singular belleza sobre el río Rhin.
La historia de Alemania se remonta a los albores de nuestra era. Con las rutas y circuitos en bus que te proponemos podrás viajar por la historia de este país, su cultura, su gastronomía, las principales ciudades y atravesar la majestuosa e impresionante Selva Negra.
Alemania cuenta en su haber con más de 40 localizaciones declaradas Patrimonio de la Humanidad. Es un conglomerado de historia de más de 2000 años, cuando el imperio romano conquistó estas tierras a pesar de los germanos. Su exuberante naturaleza se hace patente en el mayor bosque de Europa, la Selva Negra. Una región forestal llena de leyendas entre las que asoman pueblos y ciudades igualmente interesantes.
Alemania también es innovación y arte. Visitar Hanover supone transportarse al futuro, mientras Berlín nos enseña una clase magistral de la más reciente historia Europea. Frankfurt conserva un típico centro histórico con casas de madera y bares donde tomar más de 300 tipos de cerveza. Mientras Colonia tiene como orgullo su enorme catedral. Alemania es mucho más de lo que nos cuentan los telediarios, es un país que enamora al viajero.
Copenhague, la capital de Dinamarca. De esta ciudad se dice que es la perfección urbanizada, por su orden, limpieza y los servicios que presta tanto a sus vecinos como a los turistas que deciden visitarla haciendo un alto en sus vacaciones.
Copenhague es famosa por uno de los iconos más fotografiados y reproducidos en las tiendas de souvenir: la sirenita, protagonista del cuento de Andersen. Lo cierto es que hasta llegar a ella hay un agradable paseo disfrutando de palacios, canales y grandes avenidas.
A los muelles Canal Nyhavn se asoman los colores vistosos de las fachadas. Los veleros clásicos entrechocan sus jarcias poniendo sonido a esta espectacular estampa escandinava. Por su parte, la Ópera es sede de la cultura danesa. Es uno de los edificios más importantes y emblema de la nueva Dinamarca, y una excusa perfecta para cruzar el gran canal y tener una vista diferente de la ciudad. El Diamante negro es otro de los edificios modernos, que contrasta con los castillos de cuento de hadas. Alberga entre sus paredes de cristal a la Biblioteca nacional.
Strøget es el nombre de la avenida comercial más importante de Dinamarca, y según los daneses también de Europa. A lo largo de las cinco calles que la forman en realidad se puede acceder a multitud de tiendas de todo tipo, pero sobre todo de moda. Además sirve para conocer lo más concurrido del centro, haciendo una parada en la plaza del ayuntamiento. Y la diversión la pone el parque Tivoli, inaugurado en 1843. Mantiene el encanto de la época y es una excepcional zona de esparcimiento, para degustar los sabores daneses en un restaurante a la orilla del canal y fotografiar algunos molinos y palacios. Desde aquí solo resta un agradable paseo hasta “la sirenita”.