Arte al aire libre Berlín
El Muro se convirtió en un logotipo de la ciudad pero también las pinturas que lo decoran. El mundo del graffiti en Berlín ocupa desde puertas de garajes hasta grandes fachadas de edificios, y los berlineses están orgullosos de ello. De hecho, el graffiti que representa el beso entre el exjefe de Estado de la Unión Soviética y el Presidente de la República Democrática Alemana es el segundo lugar más visitado de Berlín. Si se dispone de tiempo es aconsejable apuntarse a alguna de las rutas que recorren las obras más impresionantes de este arte, algunas de ellas protegidas por la Administración.
Hamburguesas itinerantes
Una de las modas gastronómicas que imperan en Berlín es comer hamburguesas en los puestos callejeros. Los grandes restauradores le han visto el filón. Paseando por las calles de la ciudad es posible probar deliciosas hamburguesas, receta de algún prestigioso chef, que se ofrecen en puestos ambulantes con gran acogida por propios y extraños. Una manera original de tomar un tentempié y disfrutar de la gastronomía berlinesa.
La gastronomía colonial se basa en los recursos pesqueros y también en los típicos de la agricultura. Son también tradicionales los embutidos, ideales para consumir con salsas como el sauerkraut o la mostaza. No puede faltar, como buena ciudad alemana, la cerveza tradicional (Kölsch): una cerveza más clara y de gusto menos agriado que el habitual. Sin embargo, el chocolate es el producto estrella de la región. En el Museo del Chocolate de la ciudad se puede conocer la historia del cacao en Europa, además de obtener la posibilidad de visitar su extensa tienda donde se pueden adquirir todo tipo de productos derivados de este delicioso y dulce producto. Otros lugares que no debes dejar de visitar son el Koelner Zoo, el National Socialism Documentation Center (archivo histórico), el Botanical Garden Flora (jardín botánico) o el Hohenzollern Bridge: un puente peatonal de singular belleza sobre el río Rhin.
Munich es cerveza
Octubre huele y sabe a cerveza en Munich. Una fiesta de más de dos semanas de duración en el que el zumo de malta riega los estómagos de propios y extraños. Puestos, carpas, atracciones... son algunos de los componentes de una fiesta sin igual. La fiesta por excelencia de los muniqueses. Aunque si se quiere huir del bullicio se pueden disfrutar fabulosas pintas de multitud de sabores y colores en algunas de las tabernas del centro de Munich. Cerca de la Iglesia de san Pedro se encuentra la más antigua taberna de la ciudad, Hofbräuhaus, cuya decoración y mesas largas traslada a sus orígenes en 1598.
Castillos de Baviera
Munich es la capital de una región salpicada de castillos. En la misma ciudad el Castillo de Luís II, el Palacio de las Ninfas, cuya fachada de 600 metros asombra, es solo un adelanto de lo que ofrece la región. La mayoría de las fortificaciones se encuentran al sur, a una hora de viaje. Allí valles y montañas dejan entrever fastuosas construcciones de cuentos de hadas. Castillos de otra época que adornan idílicos paisajes a los que cascadas y ríos ponen melodía.
La historia de Alemania se remonta a los albores de nuestra era. Con las rutas y circuitos en bus que te proponemos podrás viajar por la historia de este país, su cultura, su gastronomía, las principales ciudades y atravesar la majestuosa e impresionante Selva Negra.
Alemania cuenta en su haber con más de 40 localizaciones declaradas Patrimonio de la Humanidad. Es un conglomerado de historia de más de 2000 años, cuando el imperio romano conquistó estas tierras a pesar de los germanos. Su exuberante naturaleza se hace patente en el mayor bosque de Europa, la Selva Negra. Una región forestal llena de leyendas entre las que asoman pueblos y ciudades igualmente interesantes.
Alemania también es innovación y arte. Visitar Hanover supone transportarse al futuro, mientras Berlín nos enseña una clase magistral de la más reciente historia Europea. Frankfurt conserva un típico centro histórico con casas de madera y bares donde tomar más de 300 tipos de cerveza. Mientras Colonia tiene como orgullo su enorme catedral. Alemania es mucho más de lo que nos cuentan los telediarios, es un país que enamora al viajero.
Al igual que otras muchas ciudades europeas, Berlín nació junto a un río hace casi 800 años. Su imagen actual es el resultado de una pasado con menos claros que oscuros con el que los berlineses son críticos y aceptan como parte de lo que son. La capital alemana hoy en día es una ciudad cosmopolita donde abunda la cultura. Los conciertos, teatros y conferencias son la tónica general en una metrópoli con más de cien teatros y una oferta cultural para todos los gustos. Una ciudad ideal para recorrer a pie, bicicleta o autobús mientras se conocen siglos de convulsa historia y se disfruta de la idiosincrasia alemana.
Colonia, Köln en alemán, es una de las ciudades más grandes del país germano. Se trata de la localidad más poblada de la comarca de la Renania septentrional-Westfalia y está ubicada a la orillas del Rin. Colonia es una ciudad principalmente comercial e industrial, uno de los bastiones de Alemania en cuanto a este sector. Colonia fue una de las ciudades que más sufrió la devastación de la Segunda Guerra mundial, por lo tanto, su reconstrucción fue total desde entonces. Sin embargo, dicha reconstrucción respetó el estilo que entonces tenía dando a las calles similar distribución. El clima de Colonia difiere sensiblemente al del resto del país, pues registra temperaturas templadas a lo largo de todo el año y las precipitaciones en forma de nieve son escasas. Realmente, el clima de Colonia es similar al español debido a su emplazamiento geográfico, por lo que suelen registrar suaves inviernos y veranos cálidos. Colonia es una de las ciudades más antiguas de Alemania a pesar de la reconstrucción acometida en el siglo pasado. Histórica y culturalmente hablando es una ciudad imprescindible para el viajero, pero además también destaca por el ambiente de sus calles y por la gran animación del pueblo coloniense.
En boca de Heinrich Heine, Munich es una ciudad dedicada al arte y la cerveza entre dos colinas. La capital de Baviera logró renacer tras la guerra y ahora es un centro financiero que abre sus puertas en octubre para disfrutar de la mayor fiesta de la cerveza del mundo.
El centro de Munich
El centro histórico de Munich tiene poco más de un milenio. La plaza de María (Marienplatz) fue el lugar escogido por los monjes franciscanos para asentarse pasado el siglo X. En cualquier cafetería de esta plaza se puede tomar una buena pinta de cerveza mientras se contempla la Catedral y los ayuntamientos. Precisamente es bueno estar en esta plaza a las once de la mañana. A esa hora el reloj del Ayuntamiento Nuevo celebra las campanadas con un carrusel de figuras danzantes que recuerda al de Praga. Aunque es el único vestigio de la capital checa. Para muchos visitantes, sin embargo, Munich es una copia menos ostentosa de Viena, la capital austriaca. En este mismo ayuntamiento destaca el Niño de Munich, que remata la torre del edificio y que es muy famoso en la ciudad.
En la misma plaza se conserva el edificio gótico que albergará al Ayuntamiento Viejo. También en la plaza, en la Fuente del Pescado, se celebra una de las tradiciones de los muniqueses. El Miércoles de Ceniza es costumbre mojar la cartera con las aguas de esta fuente para no tener problemas económicos durante el año. La sombra de las dos enormes torres de la imponente catedral llena gran parte de la plaza. El edificio es un enorme templo del siglo XV. Su talla rivaliza con la Iglesia de san Pedro, situada en una de las calles que dan acceso a la plaza. Es fácil distinguirla por su torre, con más de 300 escalones, desde la que se tienen unas magníficas vistas de la ciudad.