Ciudad cosmopolita, sede, en tiempo, de embajadas internacionales, reducto de libertad, puerta de entrada al Mediterráneo y salida al gran Atlántico. Quién viaja a Tánger descubre en esta ciudad una forma diferente de experimentar el día a día. A tan solo media hora en ferry desde Tarifa, el puerto de Tánger antecede al viajero lo que ha encontrar en su estancia: puestos de verduras por las calles; artesanos trabajando a las puertas de sus talleres mientras invitan a entrar y comprar sus obras, previo regateo de rigor; edificios señoriales, sedes de embajadas y protectorados que le valieron a Tánger la categoría de ciudad internacional.
A Tánger hay que descubrirla desde el sur, donde el minarete de la gran mezquita gobierna la ciudad. El Gran zoco es abierto y bullicioso desde primera hora de la mañana. Aquí los tangerinos hacen acopios de frutas, verduras, carnes, pescados, especias… todo lo imprescindible para elaborar los manjares de la gastronomía marroquí, pero también útiles de la vida diaria. Los puestos, muchos de ellos de los bereberes procedentes del Rif, conforman un crisol de olores, sabores y colores aderezados por el voceo de los comerciantes, raudos en ofrecer lo mejor de su género a cuantos se distraen ante sus puestos. Sirviendo de frontera entre el Gran zoco y el Zoco chico la mezquita, cuyo minarete alicatado llama la atención y protagoniza una de las primeras fotos de la jornada.
Dejado atrás el ajetreo del Gran zoco de Tánger el avanzar del día invita al viajero a adentrarse en las calles de la medina buscando su sombra. Los puestos multitudinarios del Zoco chico dejan poco espacio para el tránsito, obligando al viandante a detenerse periódicamente ante tablas llenas de especias, puestos de artesanía y marroquinería donde se expone lo mejor del cuero, elaborados dulces para calmar el gusanillo del hambre, el olor a té recién hecho con hierbas aromáticas… Tánger ofrece multitud de opciones, un bombardeo de experiencias que continua a lo largo del recorrido por entre las estrechas y sinuosas calles de la medina.
Para encontrar el descanso uno de los lugares ineludibles en Tánger es el café Hafa, desde donde se obtienen una fabulosa vista sobre el Estrecho, con el puerto de Tánger antecediendo la postal y siendo un sitio de referencia para embriagarse de la cultura marroquí, de un estilo de vida propio, de una ciudad que se deja visitar, enseñar y experimentar.
En Tánger tienes mucho por descubrir.