Arte al aire libre
El Muro se convirtió en un logotipo de la ciudad pero también las pinturas que lo decoran. El mundo del graffiti en Berlín ocupa desde puertas de garajes hasta grandes fachadas de edificios, y los berlineses están orgullosos de ello. De hecho, el graffiti que representa el beso entre el exjefe de Estado de la Unión Soviética y el Presidente de la República Democrática Alemana es el segundo lugar más visitado de Berlín. Si se dispone de tiempo es aconsejable apuntarse a alguna de las rutas que recorren las obras más impresionantes de este arte, algunas de ellas protegidas por la Administración.
Hamburguesas itinerantes
Una de las modas gastronómicas que imperan en Berlín es comer hamburguesas en los puestos callejeros. Los grandes restauradores le han visto el filón. Paseando por las calles de la ciudad es posible probar deliciosas hamburguesas, receta de algún prestigioso chef, que se ofrecen en puestos ambulantes con gran acogida por propios y extraños. Una manera original de tomar un tentempié y disfrutar de la gastronomía berlinesa.
Al igual que otras muchas ciudades europeas, Berlín nació junto a un río hace casi 800 años. Su imagen actual es el resultado de una pasado con menos claros que oscuros con el que los berlineses son críticos y aceptan como parte de lo que son. La capital alemana hoy en día es una ciudad cosmopolita donde abunda la cultura. Los conciertos, teatros y conferencias son la tónica general en una metrópoli con más de cien teatros y una oferta cultural para todos los gustos. Una ciudad ideal para recorrer a pie, bicicleta o autobús mientras se conocen siglos de convulsa historia y se disfruta de la idiosincrasia alemana.
Un paseo de la mano del Spree
El Spree es el río que cruza la ciudad y en cuya orilla se asienta el núcleo fundacional. Un paseo por Berlín bien puede empezar por el parlamento, Reichstag. Edificio del que destaca su cúpula de cristal, desde la que se pueden ver las sesiones plenarias. Una idea del arquitecto Norman Foster. El parlamento se enmarca en el Tiergarten, un antiguo coto de caza de reyes que hoy día es un importante pulmón de la ciudad alemana, además de un punto de encuentro de los berlineses con ellos mismos y con la cultura, gracias a la abundancia de teatros y museos.
Al casco antiguo se accede por la Puerta de Brandenburgo. De ella destaca la colosal escultura de la diosa de la Victoria sobre una cuadriga de impetuosos caballos. En la plaza, una hilera de adoquines marca el lugar que en otro tiempo ocupó el Muro de Berlín. Los pocos retazos que quedan del «muro de la vergüenza» son hoy reliquias y testimonio del pasado. Una memoria que se puede comprender mejor visitando el Memorial y Museo del Muro de Berlín.
Atravesando los arcos se accede a la avenida Unter den Linden, «Bajo los Tilos». Un museo de arquitectura cuyas obras son los edificios emblemáticos que ocupan las embajadas, administración pública, Academia de arte, lujosos hoteles... Al final de la avenida espera la Isla de los museos. Un enclave comunicado por bellos puentes en los que se conservan algunos de los mayores tesoros egipcios y romanos.
La orilla opuesta guarece al casco medieval de Berlín y da paso a los barrios más modernos de la capital. La plaza Alexanderplatz es una muestra del nuevo Berlín. Una plaza cosmopolita donde hay representación de multitud de firmas de moda y el mejor mirador para ver Berlín desde el cielo. La torre de comunicaciones, con sus 368 metros de altura, muestra una interesante estampa.