El recorrer de sus calles, se convierte en un verdadero lujo para los sentidos. Comenzando y finalizando en Madrid.
Circuito en Bus Andalucía, Marruecos y Portugal
Circuito Bus Andalucía, Marruecos y Portugal de 13 días de viaje.
Te proponemos un circuito por la Historia a través del Arte, déjate maravillar por la riqueza cultural de Europa, la majestuosidad y belleza Marruecos.
DESTACAMOS:
Visitas: Madrid, Granada, Tanger, Asilah, Rabat, Casablanca, Marrakech, Ait Benhadou, Ouarzazate, Boulmane Dades, Todra, Erfoud, Fez, Sevilla, Jerez De Los Caballeros, Monsaraz, Evora, Lisboa, Fatima.
*La información contenida en el mapa es orientativa, pudiendo el organizador del viaje cambiarla según la necesidad.
Ciudades de alojamiento previsto.
Ciudades con visitas previstas
Valoración media de los viajeros
9,1
Excelente
Basada en 6 viajeros
General
8,6
Destino
9,5
Calidad / precio
9,0
Jorge Antonio
11/03/2020
9,2
En Pareja
General
8,5
Destino
10,0
Calidad / precio
9,1
Nos encanto
Lo que mas agrado fue la experiencia de conocer gente nueva de distintas nacionalidades y los destinos elegidos para el tour.
Felipe Joaquin
19/02/2020
8,7
Mayores de 55
General
8,4
Destino
8,7
Calidad / precio
8,9
Divertido
Todo muy informativo y divertido.
Jessica Anel
19/02/2020
9,3
En Familia
General
9,0
Destino
9,4
Calidad / precio
9,3
Hermoso
Todo hermoso pero lo mas increíble fue el Sahara y sus alrededores.
Sergio Hugo
25/01/2020
9,4
En Familia
General
8,9
Destino
9,9
Calidad / precio
9,3
Muy Satisfactorio
Es la segunda vez que realizamos nuestras vacaciones por Europamundo siendo muy satisfactoria nuestra experiencia y quiero destacar el nivel de nuestros coordinadores por el compromiso y la satisfacción con que realizan su trabajo . En especial agradezco a Miguel coordinador en nuestro viaje por Marruecos.
Cynthia Antonia
15/11/2019
9,0
En Familia
General
8,4
Destino
10,0
Calidad / precio
8,5
recomendable
Todo el Sahara, sobre todo el Oasis en la Garganta de las Montañas Atlas. Las Dunas,Marraquech,Fez. A veces falta un poco de tacto en el trato de la guía, que parecía profesora regañona, aunque su conocimiento de la región fue muy bueno. Menos tiempo en el bus, por ejemplo de Lisboa a Fatima 7hrs q pudieron haber sido en avión. Y de Fez a Tanger. Todo en gral fue muy bueno.
Marrakech, también conocida como la Ciudad Roja, es la ciudad turística más importante de todo el país, y, probablemente, una de las que más de todo el continente africano. Esta ciudad no deja a nadie indiferente, pues supone una experiencia única para los sentidos y que, a buen seguro, hará que no se arrepienta de viajar hasta allí. Una vez se encuentre allí, debe saber que en la Plaza de Jamaa el Fna discurre la mayor parte de la vida pública de la ciudad. Resulta sorprendente ver como evoluciona el lugar conforme avanza el día. Así, por la mañana podrá disfrutar de multitud de espectáculos de acrobacias y con animales (monos, serpientes...), mientras que, al caer la noche, se llena de puestos donde disfrutar de la variada gastronomía de la región. Por otro lado, el Zoco de Marrakech es un entramado de calles llenas de tenderetes donde podrá realizar todo tipo de compras (ropa, comida, especias, etc.) y, de paso, disfrutar de otra de las típicas tradiciones de la ciudad: el regateo.
Fez es la ciudad más antigua de las denominadas Ciudades Imperiales de Marruecos y la segunda ciudad con mayor afluencia de turistas tras Marrakech. Además, es considerada como el centro religioso y espiritual del país. Sus barrios laberínticos, el ambiente medieval y el aire de misterio que inunda sus calles son algunos de los elementos que la describen, creando una atmósfera mágica y especial. Una vez allí, podrá disfrutar de un té en la Ville Nouvelle, realizar sus compras en cualquiera de los zocos que podrá encontrar, saborear la variada gastronomía marroquí a precios muy bajos y contemplar el trabajo de los artesanos.
Ouarzazate es una ciudad situada al sur del país, que es conocida con el sobrenombre de “Puerta del Desierto”, por su proximidad con el Sahara, aunque su significado literal en la lengua árabe es “sin ruido”. Debido a que en ella existen diversos estudios de cine, entre ellos, alguno de los más grandes del mundo, como es el caso del Atlas Studios, también es denominada como “El Hollywood de África”. Podrá disfrutar de un recorrido por las localizaciones donde se grabaron alguno de los mayores clásicos de la historia del cine como “La joya del Nilo” o “Los Diez Mandamientos”. Erfoud está ubicada en el valle del río Ziz. Es una ciudad moderna y pequeña en el que podremos encontrar un palacio real y dos imponentes torres que dominan la ciudad: el Borj Sur y el Borj Este. Pero el principal atractivo de Erfoud es su mercado, donde, como curiosidad, podremos adquirir fósiles (de trilobites, por ejemplo) con millones de años de antigüedad, cuando la ciudad se encontraba cubierta por el mar. También supone el punto de salida para infinidad de excursiones por el desierto. Si acude en octubre, podrá disfrutar del conocido como “Festival de los dátiles”, una fiesta de origen bereber llena de colorido.
Casablanca, la ciudad que da nombre a la famosa película de Michael Curtiz protagonizada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, es la más grande de Marruecos y el centro administrativo y económico del país, situado en la zona oeste junto al Atlántico. Una vez allí, podremos visitar su puerto, uno de los más grandes del mundo. La Mezquita de Hassan II, a la que por cuestiones religiosas no podrá acceder normalmente, es una de las construcciones más imponentes de la región, junto a la Plaza de Mohammed V, que con sus grabados que recuerdan al arte andalusí, suponía la entrada a la ciudad y está presidida por una gran torre.
Tánger es una ciudad al norte de Marruecos, ubicada en el famoso Estrecho de Gibraltar, donde se entrelazan África y Europa. Se puede decir que tan sólo con poner un pie en esta urbe alcanza para advertir la influencia de culturas que posee al haber sido conquistada por fenicios, romanos, cartaginenses, portugueses, entre otros. Es un destino exquisito por dónde lo mires. Se puede caminar tranquilo por las calles sin sentir el agobio que uno tal vez llegaría a sentir en Marruecos. La gente es muy cálida y tiene idea de cómo tratar al turista. Es considerada una ciudad, dentro de todo, segura, donde quizás haya carteristas, como en todas partes de mundo, pero no mayores inconvenientes.
La pronunciación de «Lisboa» es un sugerente adelanto de lo que la capital lusa tiene que ofrecer. Una ciudad unida al sur por dos impresionantes puentes bajo los que el Tajo se despide antes de bañarse en la mar. Mientras que al este maravillosas villas decoran playas y montañas en un idílico paisaje que lleva al visitante al reinado de Alfonso de Portugal y sus querellas con Castilla.
Lisboa de Oeste a Este
Lo primero que se identifica de Lisboa si se entra por mar es la Torre de Belem. Una construcción que hiciera de frontera con ultramar y que bien parece que quisiera navegar en busca de las tierras que conquistaron quienes salieran de su puerto. Precisamente junto a ella, cual proa buscando el Tajo, se alza un monumento en el que se identifican a los conquistadores portugueses.
Esta zona, como toda la ciudad, cobró protagonismo con ocasión de la Expo 98, rescatando un barrio dejado de las autoridades y abandonado por sus vecinos. En la actualidad el barrio de Belem es una visita turística obligada, de la que destaca el Monasterio de los Jerónimos. La iglesia del monasterio es de visita libre, pero para entrar en el resto del recinto hay que abonar entrada. Merece la pena descubrir la herencia religiosa tallada en el claustro y las estancias que conforman la obra.
El Puente del 25 de abril marca la frontera con el resto de la ciudad. En tranvía se puede recorrer la distancia que discurre entre el periférico barrio y la Plaza del Comercio.
Un valle para una ciudad
El centro de Lisboa ocupa el valle creado por un antiguo afluente hoy encauzado. De espaldas al río, a la izquierda, empinadas cuestas se pueden salvar en un tradicional funicular. Aunque para vistas las que se pueden observar desde el Elevador de santa Justa. El mirador está situado a 45 metros de altura y ofrece la posibilidad de tomar un café viendo atardecer sobre el Castillo de san Jorge.
Desde el mirador se tienen vistas de la Sé, la catedral de Lisboa. Siguiendo el trayecto de los tranvías se pasa ante el templo mayor que fue destruido durante el fatídico día de noviembre de 1755 en que un incendio destruyó la ciudad. Resquicios de aquel acontecimiento son posibles encontrar por muchos lugares. Sin embargo, el Castillo de san Jorge, gobernando la colina, quedó indemne del desastre.
El barrio de Alfama nos brinda miradores tras pequeñas construcciones de casas, tiendas típicas y tabernas donde degustar algunos de los sabores lusos. Lo mejor es dejarse perder por las calles de esta colina antes de volver al valle y buscar la Plaza de la Figueira. Esta y su adyacente son dos lugares idóneos para encontrarse con la idiosincrasia de los lisboetas.
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