De Madagascar se puede decir que es un auténtico paraíso. Un país singular que hay que visitar al menos una vez en la vida para comprobar la teoría darviniana de la evolución. La gran isla de Madagascar, y las pequeñas islas que la rodean, se separaron del continente africano cuando aún los hombres no existíamos como especie. Esa división hoy concretada en los 416 kilómetros del Estrecho de Mozambique, el país vecino, ya en el continente, ha permitido que en Madagascar existan especies de árboles y animales oriundas y únicas de la isla. Constituyendo toda una experiencia viajera y un auténtico paraíso por descubrir.
La capital de la isla, Antananarivo, es la puerta de entrada “oficial” y el mejor punto de partida para iniciar un viaje extraordinario por Madagascar. La ciudad es conocida por sus pobladores como Tana, un nombre más amistoso. Tana es una ciudad grande y destartalada, con sus encantos, sin embargo. Hasta 18 colinas la sustentan, a la ciudad y a su millón y medio de habitantes.
Madagascar se independizó de África llevándose consigo un poco del continente negro. Como también se quedó con un poco de la Francia a la que perteneció hasta 1960. Aunque el idioma oficial es el malgache, este comparte protagonismo con el francés, aún estudiado en las escuelas y utilizado en la Administración.
Fauna y flora únicas
Quien llega a Madagascar de vacaciones pronto pregunta por su árbol más característico, los baobabs de Morondava. De ellos se aprovecha su fruto y su madera, no así la sombra, escasa y mínima, lo que se comprende en cuanto se observan. Los bosques de baobabs en otro tiempo ocuparon gran parte de la isla, ahora han dejado paso a los cultivos, sin embargo, al sur de Madagascar aún se conservan en una imagen idílica que se antoja de fotografiar desde todos los ángulos posibles.
En Madagascar existen hasta ocho especies de baobabs, únicas y familiares de los que abundan en África y Australia. Como únicos son también las especies de lémures propios de Madagascar y que Disney tomó prestados para su película homónima. Estos animalitos han evolucionado a partir de los monos, sus parientes más cercanos, diferenciándose en varias especies que se pueden apreciar dando un paseo o un safari por los parques naturales de Madagascar, su auténtica riqueza.
Mezcla de África y Asia
De Madagascar se dice que es el resultado de una mezcla prodigiosa de África y Asia. De hecho, los indonesios ocuparon la isla durante siglos, aprovechando su clima y dotándola de gran parte de la exuberante naturaleza que le da ese color verde intenso característico, solo roto por las carreteras y ríos rojizos debido a la arcilla.
Muy diferente es el parque Tsingy de Bemaraha, situado al norte de Madagascar, con sus collados y filos de piedra talladas por el agua en donde los niños juegan y se divierten mientras sus padres quizás cambian las sábanas a los muertos. Es una de las tradiciones de arraigada en la cultura de Madagascar, que enriquece la isla y hace más alentador el viaje por la isla más grande de África.
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