NORUEGA
En el extremo más occidental de Escandinavia se encuentra Noruega. Limita con Suecia al este, al nordeste con Finlandia y Rusia, al oeste con el mar de Noruega y el océano Atlántico, al norte con el mar de Barents y al sur con el mar del Norte.
Tres cuartas partes de la superficie de Noruega están formadas por altas montañas, lagos y glaciares y un 23% lo cubren espesos bosques. La superficie total del país es de 323.878 kilómetros cuadrados. Hace muchos miles de años Noruega estaba cubierta por una enorme capa de hielo. El hielo se concentró especialmente en los lechos de los ríos y excavó valles profundos y cortados que finalmente llegarían al mar. Esas masas de hielo se formaron y desaparecieron hasta retirarse hace 14.000 años. A su paso el hielo dejó valles vacíos en los que podía entrar el mar, y así nacieron los hermosos fiordos, que son para una gran multitud el alma de Noruega.
Noruega es el feudo del reno, del que viven los lapones. Los bosques cubren más de la mitad del territorio noruego y en los campos se puede encontrar trigo y centeno hasta altas latitudes.
En las Islas Lofoten hay grandes bancos de bacalaos y arenques, sin olvidar a las ballenas que hacen su aparición a principios de junio y que pueden ser vistas hasta finales de septiembre (existen interesantes cruceros para su observación).
El ganado principal noruego es el ovino, bovino, porcino y volatería. En las costas del norte abundan las ballenas y las focas así como las aves de diferentes especies, que constituye un paraíso para quienes gustan de la observación de las aves.
Pero, sin duda, uno de los grandes espectáculos de la mágica naturaleza noruega es el desplazamiento, siguiendo los enormes bancos de arenque, de cientos de orcas hacia la zona de Lofoten, Tysfjord y Vestfjord, donde permanecerán entre octubre y enero. Y los más atrevidos tienen la posibilidad de bucear con estos impresionantes mamíferos. Para rematar la aventura, es posible alojarse en un rorbu, la típica cabaña de los pescadores noruegos, desde donde se podrá observar el maravilloso espectáculo de las auroras boreales.
BERGEN
Bergen es la puerta de entrada a la Naturaleza, el punto de partida para el descubrimiento de los espectaculares Fiordos de Nordfjorf, Hardangerfjord y Sognefjord y el Parque Nacional de Jotunheimen, parajes naturales que, sencillamente, quitan el aliento del visitante por su incomparable belleza. Bergen, capital del Reino de los Fiordos, es una ciudad maravillosa en la que pasear por sus calles admirando sus múltiples encantos y tratar con sus gentes, amables y acogedoras, hacen de esta villa un fascinante destino. El gran atractivo natural de la zona son los fiordos que comienzan a dos mil metros de altura y llegan a las profundidades marinas de más de 1.300 metros. Hay centenares de fiordos, grandes y pequeños que serpentean kilómetros tras kilómetros, tierra adentro, abriéndose paso entre las montañas. Desde abajo se asoman las cumbres, algunas de ellas con nieves perpetuas. El fiordo más cercano a Bergen es el de Hardangerfjord, en medio de una naturaleza increíble. Sin embargo, entre los fiordos más populares se encuentra el de Sognefjord, el fiordo noruego más largo del país, con 200 kilómetros de longitud. La experiencia de navegarlo se vuelve inolvidable. El fiordo Nordfjord es para muchos viajeros lo mejor del viaje. Con más de 100 kilómetros de longitud. Su principal atractivo, además de la insólita naturaleza, es el glaciar Briksdal, brazo de hielo del glaciar Jostedal. Es también la entrada al Parque Nacional de Jotunheimen, que comprende más de 60 glaciares, los picos más altos del país, así como bellos valles con lagos y cascadas.
OSLO
Entre el fiordo que lleva su nombre y las montañas, se encuentra Oslo, la capital de Noruega, una de las ciudades más pobladas del país. Un bello enclave anclado al fondo del más sureño de los fiordos noruegos, rodeado por unas verdosas montañas y por las bravías aguas del estrecho de Skagerrak. Aguas en las que se disfrutará de un viaje especialmente atractivo si se accede por barco. Además de los centenares de islotes cubiertos de bosques, la ciudad ofrece rascacielos, pintorescas e intrincadas calles, surcadas por los railes de los tranvías, calles que recorrer y donde hacer compras. Calles en las que se mezclan edificios antiguos y típicamente nórdicos con otros más modernos, y donde también se pueden visitar sus parques, sus restaurantes y disfrutar de una oferta cultural impresionante. Es una ciudad abierta que ofrece al visitante una acogida amistosa. Oslo, la capital más antigua de los añejos reinos escandinavos, es una ciudad que huele, al mismo tiempo, a madera, montaña y mar. Oslo, en cuanto a las compras, ofrece una gran variedad. Es el mejor sitio para comprar artículos noruegos. Los precios de los productos artesanales están controlados, así que el turista se puede ahorrar por lo menos las comparaciones. Con las ofertas y las ventas especiales sumadas a la devolución del IVA, se puede reducir el precio hasta la mitad. La ropa de esquí y las prendas deportivas de invierno tienen muy buen precio especialmente si no se busca estar a la última. Las zona comercial por excelencia de Oslo gira en torno a la Karl Johans Gate. Allí se encuentran multitud de tiendas de renombre internacional, joyerías y tiendas de souvenirs. En esta zona se puede, además, encontrar un par de grandes centros comerciales en los que se encuentra cualquier producto que se busque. Aker Brygge es otra zona en la que también se pueden adquirir artículos típicos, aunque no es tan comercial como la Karl Johans Gate, sino más bien un lugar de ocio, en el que también se puede disfrutar de sus restaurantes, cafés y cines. Majorstua es otra de las partes comerciales de la ciudad, menos turística y por eso, quizá más interesante de recorrer. Completamente distinta al centro, resultará al comprador más auténtica y más tranquila.
De Estocolmo, la capital de Suecia, hay tres nombres que todos conocemos: Ikea, H&M y los premios Nobel. Si bien, cuando el viajero que llega a Estocolmo descubre que la capital sueca es mucho más que estereotipos.
Estocolmo tiene un particular entramado urbano. La ciudad está asentada sobre 14 islas, unidas por 57 puentes, en una simbiosis entre el lago Mälaren y el mar Báltico. Es imprescindible comenzar el paseo por Gamla Stan, la ciudad vieja y casco histórico de Estocolmo. Su origen se remonta a la Edad Media, al año 1252, como constatan las construcciones y el entramado callejero. Rodeada por las aguas tranquilas del lago y con la peculiar luz septentrional, el itinerario fluvial ofrece estampas de cuentos, con palacios y edificios de torres puntiagudas.
El puente del Parlamento es la entrada más usada por turistas y foráneos para acceder a la isla primitiva. Tras cruzarlo, un edificio de estilo neobarroco, que cuenta con un siglo de antigüedad, nos saluda. Es el Parlamento de Suecia. Tras él, calles adoquinadas siguen un sinuoso trazado que llega a convertirse en un laberinto, aunque es fácil llegar a la plaza Stortorget, el corazón de la ciudad.
Aquí el bullicio es casi continuo, y cuando llega el buen tiempo es frecuente escuchar bandas de música que animan al público y exposiciones al aire libre. Sin salir de la plaza se puede visitar el museo del ciudadano más insigne de la ciudad Alfred Nobel. Tampoco se puede abandonar la plaza sin degustar la gastronomía local. Y en las terrazas que buscan los tímidos rayos de sol hay que echar un trago de “aquavit” con aperitivo de pescado ahumado.
La catedral de Estocolmo es Storkyrkan. En su interior destaca la figura de san Jorge luchando contra el dragón. Muy próximo se encuentra el Palacio Real o Kungliga Slottet, antigua residencia de monarcas. Hoy la visita al palacio permite disfrutar de los cinco museos que alberga en su interior y del cambio de guardia coincidiendo con el medio día.