El viaje ha estado bien, pero hemos tenido 5 guías y 4 cambios de autocar para 11 días de circuito. Algunos de los guías sólo para 1 día o 1 actividad como es el caso de Marcos Guerrero en Nara; y que después realizaba el mismo circuito que nosotros en otro autocar o Ignacio español, teléf.: 81 7083727312, cena del primer día respectivamente.
El tiempo que nos dan en las excursiones es insuficiente y además los propios guías te lo dicen: no se pueden visitar a los santuarios o jardines en 1 hora máximo cuando hay escaleras por en medio. O bien, falta tiempo o, si no se pueden visitar las excursiones, que no se hagan; porque para ir, y no poder realizar la visita propuesta, pues consideramos que es una pérdida de tiempo; además de una frustración por no poder disfrutar al completo sin ir pendiente del reloj.
Ha habido problemas a la hora de tomar asiento cada mañana, ya que había auténticas peleas por parte de algunos usuarios para ocupar los primeros asientos, reservando para sus compatriotas o amistades del viaje con cojines, anoraks, bolsos… con lo cual el resto de viajeros no tenía la misma posibilidad de estar en los primeros asientos del bus y tener que estar en la parte trasera del autocar donde la megafonía no se oía tanto. En algunos momentos no se oía nada. Este suceso empezó cuando el guía David Solanes comentó que los asientos no estaban asignados y cualquiera podía ponerse donde quisiera. Lo comentó el día antes de irse y lo que todo el mundo había aceptado desde que habíamos salido de Tokio 3 días antes, se convirtió en algunos momentos en una batalla campal de un patio de colegio un acto bochornoso cada mañana cuando aparecía el autocar. Personalmente, fuimos las primeras usuarias en llegar al vestíbulo del hotel la mañana del último día y acabamos subiendo en tercer lugar al autocar, teniéndonos que sentar de la mitad para atrás porque todo estaba “ocupado”.
En cuanto a los guías, los dos guías de Tokio Ignacio y Nacho para diferenciarse fueron como la noche y el día. Uno de ellos Nacho, chileno nos dijo donde teníamos que ir y desapareció. La entrada que nos había dicho no era la correcta para visitar el Templo Zozoji, perdiendo un tiempo ya de sí bastante reducido para visitar el templo. También nos comentó que si necesitábamos ir a algún sitio o regresar al hotel que lo buscáramos en Google Maps. Nos pintó tan mal la vuelta al hotel Grand Nikko Tokyo Daiba desde el barrio de Asakusa que la gente optó por volver al hotel con el autocar en vez de quedarse visitando la ciudad. El otro guía Ignacio, español tenía más experiencia, pero solo estuvimos con él la tarde del primer día.
Le pregunté a Ignacio Nacho, chileno “a qué hora comían los japoneses” puesto que tenía curiosidad por saber si nuestros hábitos en España distaban mucho de los de Japón, y me comentó que “muy tarde, sobre las 15 horas”. Puesto que la respuesta me sorprendió, ya que me parecía haber escuchado que los niños comían en la escuela sobre el mediodía; le pregunté a otro guía David Solanes y respondió que bastante temprano, que comían muy poco para almorzar y que lo hacían sobre las 13 horas. Ante la disparidad en las respuestas, opté por realizar la misma pregunta a cada uno de los guías que tuvimos. Todo dijeron lo mismo, los japoneses comen mucho antes que los españoles. Luego supimos que acababa de entrar en la empresa; aunque eso no justifica su falta de conocimientos y su poco hacer como guía. Porque si no sabe del tema, mejor decir que no lo sabe que inventarse una respuesta, fácilmente comprobable. No hemos tenido un guía más incompetente, con mis pocos conocimientos de Japón podría haber dado las explicaciones mejor que él.
A Satoru Lucas Roman, no se le entendía cuando hablaba parecía que fuera un japonés intentando hablar en español; a pesar de que es boliviano y él mismo reconoció que habla mejor español que japonés. A parte de esto, daba muy pocas explicaciones de los monumentos, aún cuando lleva varios años en Japón.
Finalmente, Marcos Guerrero y David Solanes disfrutan siendo guías y lo demuestran. Siempre están explicando cosas interesantes y sus conocimientos profundos sobre las diferentes materias nos hicieron aprovechar más visitas. A David no lo volvimos a ver, porque emprendió el camino regreso a Tokio a través de los Alpes japoneses, pero con Marcos, cada vez que nos encontrábamos con él, el grupo le preguntaba si nos podíamos quedar con él a pesar de tener a Satoru como guía, lo que demuestra la diferencia entre ambos.
Los hoteles han estado bien, excepto el hotel Moxy Kyoto Nijo, que es un hotel “diferente” en cuanto a tener la recepción, el bar y el restaurante en el mismo espacio muy reducido; en donde no hay mesas suficientes para atender a un grupo de 39 personas como el nuestro. No había comida para todos poca cantidad y variedad y no reponían no la suficiente rapidez.
El hotel Grand Nikko Tokyo Daiba está muy bien, daba la impresión de ser un hotel especializado en grupos, pero se formaban largas colas para poder entrar a desayunar, ya que todos bajábamos a la misma hora. Hubo pasajeros que se quedaron sin desayunar.
El hotel Fuji Kawaguchiko Resort, con su onsen, estuvo muy bien. No obstante, hubo gente que se bañó en el onsen con ropa interior o traje de baño, reflejando así que las instrucciones dadas por el guía David Solanes sobre el protocolo a seguir y dónde se encontraban las toallas no quedaron claras. Asimismo se pudo comprobar que habían personas del grupo que no sabía que era un onsen y lo que se tenía que hacer para poder disfrutar de las aguas. Quizás sería necesario explicarlo en el catálogo que es requisito indispensable bañarse desnudo.
El hotel Kobe Meriken Park Oriental Hotel es un hotel con un aspecto anticuado, con las moquetas de los pasillos manchadas, a pesar de que la cama era cómoda y el desayuno estaba bien. No obstante estaba situado alejado del centro y solo podías ir a pasear por los alrededores centro comercial con poca variedad de comida o dependías del servicio de shuttle bus para poder visitar la ciudad.
En cuanto a la comida, la cena de la primera noche fue bastante incómoda en cuanto a la comida y en el hecho de que acabábamos de conocernos y nos hicieron compartir una olla donde cocinar con personas totalmente desconocidas. El resto de días fueron mejor, aunque sin duda triunfaron aquellos servicios con comida occidental buffet libre.
Para resumir, el circuito ha estado bien. No obstante todo aquello que no esté en el circuito no se podrá visitar. El tiempo que te dan no es suficiente para visitar los monumentos y el poco tiempo libre que hay, no permite desplazarse a otro lugar. Queríamos ir a ver varios santuarios y no lo pudimos hacer. Los cambios de guía y autocar han sido un poco pesado y una de las cosas a considerar para próximos circuitos.