En términos generales, estamos muy contentos con todo. Los lugares que visitamos fueron maravillosos. Tenemos algunos comentarios que exponemos a continuación:
1. El guía que nos correspondió desde Roma, el señor Manuel con el cual estuvimos también en París, en ocasiones estaba de buen genio, pero otras veces estaba de mal genio. Hubo varias personas que se perdían y llegaban al hotel a la una de la mañana porque no tenían claras las indicaciones y por no indisponer al guía, preferían ubicarse por su cuenta y por eso se perdían. De hecho, para el día que llegamos a París nos indicaron que debían modificar un poco el itinerario por la visita del rey Carlos. Recibieron las instrucciones pero hubo algo que no entendimos, por lo que decidimos contactar a nuestra agencia de viajes para que nos ayudaran a obtener claridad de la información. Sabíamos que era más fácil contactar al guía directamente; pero ya basados en los días anteriores y al ver la actitud de él, no sabíamos ya cómo hablarle a Manuel, ya que siempre que lo hacíamos, él nos contestaba de mala gana, nos decía que estaba ocupado solucionando otros problemas, que no lo interrumpieramos, etc.
2. El trato que recibimos en el hotel Ergife, en Roma, que en general todo el grupo recibió el mismo trato, fue fatal. Sentíamos como si estuviéramos pidiendo limosna, aun sabiendo que estábamos pagando, nos hacían sentir muy mal. Durante una de las noches que estuvimos allí, llegaron indispuestos al hotel porque algo de la comida nos había caído un poco mal; al llegar al hotel pedimos un limón o zumo de limón para poder tomar con agua y aliviar un poco el malestar. Después de mucho rogar por esto, nos dieron un solo casco de limón que tenía el tamaño de una moneda, era absurdamente pequeño, por lo que no logramos hacer el remedio que necesitabamos y tuvimos que dormir así indispuestos.
3. Nosotros pagamos el servicio de comidas durante nuestra estadía. Sinceramente ninguna de las tres comidas que recibimos, correspondían a lo que se nos había informado con anterioridad por medio de nuestra agencia. Adicional a que no era para nada parecido, nos servían en platos desechables; la verdad consideramos esto muy irrespetuoso.
4. La primera comida que nos dieron en Roma fue carne y papas. Para la segunda comida en Pisa nos dieron una porción de pollo a la plancha, papas a la francesa, ensalada y otra cosa que no supimos que era. Y la tercera comida que nos dieron en París, fue una ensalada con papas fritas y pollo frito.
5. Las carnes ofrecidas en las comidas, llámese carne o pollo, estaban crudas. Nosotros pedíamos el favor de que nos cocinaran un poco más las carnes pero en ninguno de los restaurantes nos prestaron atención. Finalmente entonces en cada restaurante decidíamos dejar la comida allí y salir a buscar otra cosa para comer.