Circuito Bus Asturias, Cantabria y Madrid de 5 día

Aprovecha para disfrutar de unas ciudades de belleza sin igual. Comenzando y finalizando en Madrid.

Circuito Asturias y Cantabria con Madrid

Circuito Bus por Madrid, Asturias y Cantabria de 5 días.

Interesante escapada de tres días de duración, conocerás Madrid, Asturias y Cantabria un breve pero intenso circuito donde obtendrás una muy buena idea de estas dos regiones de España que no te dejaran indiferente.

DESTACAMOS:

Visitas: Madrid, Leon, Oviedo, Covadonga, Santillana Del Mar, Santander, Bilbao, Area De Servicio Foronda (Parada Tecnica).

No te pierdas esta SMSEscapada!

Comienza y finaliza en Madrid.

 

  • permite compartir habitación
  • traslado llegada incluido
  • Duración:5 dias
  • Alojamiento:Santander, Oviedo, Madrid
  • Visitas:Area de Servicio Foronda, Bilbao, Santillana del Mar, Basílica de Covadonga, León

Desde 535€ 508

basilica sta maria la real covadonga

Referencia de la oferta: 1189

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*La información contenida en el mapa es orientativa, pudiendo el organizador del viaje cambiarla según la necesidad.

hotelCiudades de alojamiento previsto.
fotoCiudades con visitas previstas

El museo del Prado.

El proyecto arquitectónico se inició a mediados del siglo XVIII y supuso la culminación artística de Juan de Villanueva, uno de los representantes del Neoclasicismo español. Situado en el popular Paseo del Prado, cerca del casco histórico y de otro emblemático edificio, la Puerta de Alcalá, alberga una de las colecciones pictóricas más relevantes en lo que se refiere al arte renacentista y barroco europeo. Pintores como Velázquez o Rubens, entre otros muchos, ocupan un espacio protagonista en su interior.

El Palacio Real.

En su construcción intervinieron arquitectos de la talla de Filippo Juvara, Juan Bautista Sachetti y Francesco Sabatini, quien lo concluyó a mediados del siglo XVIII, sirviendo de alojamiento y residencia habitual a Carlos III. Edificio imponente, propio del barroco de influencia italiana, alberga colecciones de muy diversa índole: pintura, escultura o tapicería. Además de estas valiosas colecciones, cabe mencionar el Salón del Trono, los Jardines del Campo del Moro y la Capilla Real, flanqueada por cuatro columnas y un campanario que culmina el espacio arquitectónico.

La Catedral de la Almudena.

Frente al Palacio Real, en la Plaza de la Armería, se encuentra la fachada principal de la Catedral de la Almudena, cuyos orígenes se remontan a la última etapa del medievo. Sede actual de la archidiócesis de Madrid, mezcla diversos estilos arquitectónicos, predominando las influencias neoclásicas y barrocas. En su interior se encuentra el altar consagrado a la Virgen de la Almudena, patrona de la ciudad. Estas edificaciones combinan escultura, arquitectura y pintura, son obras de arte en sí mismas, testigos privilegiados de un tiempo que acogió a los grandes artistas europeos.

Turismo de cuevas

Cantabria es un territorio privilegiado por la naturaleza. Los prados de un verde espectacular ocultan bajo el suelo intrincados canales de cuevas esculpidas por el agua durante milenios. Una de las más hermosas es El Soplao, en el término municipal de Rionansa. Su importancia la hace estar entre las primeras de Europa por las impresionantes estalactitas y estalagmitas que pretenden unirse desde el techo hasta el suelo. La experiencia se completa con el recorrido en los vagones de un tren minero que lleva al interior de la cavidad mostrando los tesoros ocultos bajo el suelo cantábrico.

Más que playas, paisajes

La costa de Cantabria ha sido objeto de inspiración para artistas de todo el mundo, siendo la costa de Liencres uno de los enclaves preferidos por muchos de los pintores que pretenden captar la belleza de Cantabria. Cerca de la hermosa Santander las rocas del litoral son peinadas por el mar, creando trazos de piedra sobre las que parecen se hubieran arrastrado gigantes. El enclave se completa con calas mojadas por las aguas cántabras a las que se accede por escaleras esculpidas en la roca. Un lugar idílico en el que disfrutar de un paseo al son del mar rodeado de naturaleza.

Un regalo para el paladar

¿Qué es Cantabria sin su gastronomía? Las cocinas de carbón y leña, que conservan algunos de los mejores restaurantes y casas de comida, son el origen de los cocidos y marmitas que le han dado a la gastronomía cantábrica una fama mundial. Platos en los que abundan la carne, en parrilla o estofados, venidas de una ganadería privilegiada por los prados y por montes que son vergeles de caza mayor. A los que se suman las delicias del mar y los quesos de renombre.

  • Maria Catalina

    31/08/2022

    ABSOLUTAMENTE TODO, DESTACANDO SANTANDER, SAN SEBASYIAN Y BILBAO.

  • Pablo Luis

    31/08/2022

    Un circuito con ciudades, paisajes e historia muy interesante. Le agregaría un día/noche en León magnífica, Oviedo, Santander y Bilbao que merecen conocerse mejor.-

  • Norma Rocio

    16/11/2021

    La planificación y el cumplimiento de los horarios en base a la programación, las excursiones a los centros históricos y los tours de las principales ciudades, los hoteles con altos niveles de bioseguridad.

  • David A.

    15/11/2021

    Los guías estuvieron a nuestra disposición en todo momento y fueron muy amables.

  • Sandra Janet

    18/09/2021

    Nuestro viaje fue corto por razones de salud, pero agradezco haberlo realizado. Mi esposo Eduardo, mi hija Sandra, mi nieta Victoria y quien relata Sandra Mur, queremos agradecer y felicitar muy especialmente a nuestro agente de viajes Alvaro Ottonelo por su amabilidad, su dedicación y entrega hacia nosotros dándonos toda la info posible para que nuestro viaje fuera totalmente placentero y sin inconvenientes, y así fué. Gracias al conductor de Europamundo en nuestro tour y a las guías por su cordialidad. Fue un gran placer

  • Rebeca Patricia

    05/11/2019

    Considero que un grupo de 58 personas es muy grande, y pusieron un bus que no era de Europamundo que resultó estrecho e incómodo.

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Madrid es, sin duda, una de las ciudades más atractivas de Europa. A su ambiente hospitalario y dinámico, se suma una importante oferta cultural y artística, fruto del empuje vital y creativo de sus habitantes a lo largo de los siglos. El Museo del Prado, el Palacio Real y la Catedral de la Almudena son solo algunos de los ejemplos más representativos de una capital que oscila entre la tradición y la modernidad.

Se dice que en Toledo hay tantas leyendas como portales para entrar en las casas que habitaron en otro tiempo gentes de las tres culturas. Las calles estrechas bullentes de historias han inspirado a artistas y obras de todos los géneros que acercan al espectador a la inconmensurable hermosura de la capital castellano manchega. Los escasos kilómetros que la separan de Madrid son suficientes para mantenerla distante pero cercana. En los palacios toledanos se reunieron reyes y cortesanos durante siglos, mientras fue capital de España. De esa época es su legado más importante, que hoy muchos acarician con la vista desde su más emblemático mirador.

El Tajo abraza a Toledo a su paso por las acequias de la ciudad, cuyas aguas salvan varios puentes, siendo el de san Martín en más importante y fotografiado por su compleja belleza. Pero en Toledo no hay que quedarse con lo exterior. El Alcázar y la Catedral son frutas anheladas por los turistas que visitan una ciudad privilegiada por el legado del Greco. La sacristía de la Catedral y la iglesia de santo Tomé guardan las obras más importante del pintor griego del que se celebra efeméride, que encontrará reproducción en el mazapán.

Hay quien dice que en Covadonga nació España, y lo cierto es que no podría haber escogido mejor lugar para nacer. El entorno del santuario es un vergel de naturaleza acompasada por riachuelos que ponen la banda sonora a este naciente de los Picos de Europa. La cueva de la Santina, situada sobre una cascada natural que nace de la roca es uno de los lugares de peregrinación más importantes de España. Estas tierras vieron como las huestes al mando del rey Pelayo se levantaron en armas contra el invasor musulmán, acogiendo un poco más abajo, en Cangas de Onís, la primera capital del reino. Hoy un puente románico sigue prestándose a salvar el río y ayuda a cruzar a propios y visitantes, al tiempo que sostiene bajo su pórtico la cruz de la victoria memoria de la hazaña.

La subida a los grandes lagos de los Picos de Europa puede entorpecerse a razón del ganado que pasta en las medianías de la carretera, que utilizan para realizar su tranquila digestión. Ya en la cumbre dos espejos de agua clara reflejan las siluetas de las montañas que coronan la cima. Aquí el tiempo se para e invita a quedarse.

Oviedo es una ciudad inspiradora. Sus calles aparecen en novelas de los principales autores de la lengua castellana, pero quizás ha sido Leopoldo Alas Clarín quien mejor ha sabido transmitir su espíritu en la obra cumbre “La Regenta”.

Oviedo nació cuando la Edad Media comenzaba a levantarse. La ciudad gobierna desde el centro geográfico de la región a toda la comunidad de Asturias. Sus calles oscuras en el centro urbano contrastan con grandes espacios abiertos en los exteriores, del que merece especial mención el Campo de san Francisco, testigo de un antiguo convento construido en los aledaños de la ciudad. El jardín del Campillín también es asiduo de los ovetenses que buscan el sosiego y tranquilidad de los parques de Oviedo. Antes de proceder al centro bien cabe visitar las iglesias situadas en la ladera del monte Naranco: san Miguel de Lillo y santa María del Naranco. La primera de una importancia y singularidad tal que se ha valido el título de Patrimonio de la Humanidad. Ya en el centro destaca la catedral gótica, cerca de la fuente de la Foncalada, también protegida por la UNESCO. Para seguir, pero no concluir, paseando ante la universidad, epicentro de la cultura.

Cantabria es uno de esas regiones que el viajero marca con una estrella para volver a vivir la experiencia de una tierra única e infinita. Paisajes que sobrecogen al espectador por el verde intenso, que llega al mar para bañarse en las costas del bravo Cantábrico. Una tierra que mana cultura, escondida en cuevas tan antiguas que el hombre apenas era hombre cuando las pintó. Cantabria es un hito para el viajero, una vivencia, más que una experiencia. Un conjunto de colores salpicados por pueblos marineros y ciudades señoriales. El destino que todo viajero sueña con encontrarse, al menos, una vez en la vida.

Cultura más allá de las ciudades

El viaje a Cantabria necesariamente debe pasar por Santander. Capital señorial y marinera, con palacios que miran al mar y playas que se dejan acariciar por las olas. Santander es el colmo de un urbanismo elegante, en armonía con su tierra. Por eso se ha establecido como destino de vacaciones para personas de toda índole, de las que destacaron los reyes, alojados en los periodos estivales en castillos de ensueño con ventanas abiertas al mar.

La Portus Victoriae da paso, dos mil años después de ser erguida, al entramado de calles en las que las tabernas más populares pescan a los viandantes con los olores de sus cocinas. El mercado de la Esperanza, escaparte de la riqueza de Cantabria, antecede a la Biblioteca Menéndez Pelayo, epicentro de la cultura santanderina. La Catedral, la plaza Porticada y el Paseo de la Pereda son visitas ineludibles de Santander, antes de cumplir con La Magdalena, un desafiante saliente hacia el mar donde se levanta la ermita de la santa.

Pero Cantabria tiene una cultura que no está en los libros y museos. Las cuevas de Altamira, Patrimonio de la UNESCO, son un legado único, singular y de una hermosura sin igual. Piedras pintadas por hombres que apenas se mantenían en pie en los albores de la humanidad.

Y de vuelta al mundo moderno continúan las joyas que hacen al viajero sentirse orgulloso de su visita. En Santillana del Mar la cultura se hace piedra en la Universidad Pontificia Comillas, que rivaliza en encanto con la construcción maestra del arquitecto Gaudí, su “Capricho”, una villa dedicada al descanso donde el tiempo no tiene medida. Como tampoco lo tiene en el vecino Monasterio de Liébana, lugar de peregrinación que atraviesa el Camino de Santiago. Un remanso de paz rodeado de naturaleza.

Santander

Mirando a la bahía unas imágenes de bronce reproducen a unos niños traviesos que esperan ávidos las monedas lanzadas al agua desde la borda de los buques que entran y salen de puerto. Más allá, esos mismos buques se despiden haciendo sonar sus bocinas al pasar junto al faro de la isla de Mouro, guardián custodio del palacio de la Magdalena. El rey Alfonso XIII recibió este espléndido palacio de inspiración británica, con las caballerizas adyacentes y una veintena de hectáreas de parque forestal. Un lugar privilegiado del que gustan disfrutar los santanderinos en sus caminatas desde el paseo de Pereda, dejando atrás el puerto Chico para llegar hasta las playas del Sardinero y posteriormente al faro del cabo Mayor. En el muelle del Almirante uno de Los Regina se dispone a partir para hacer más corta la bahía y unir las dos orillas de este mar azul intenso. Carabelas, pingüinos y focas esperan la visita de los santanderinos y turistas en el parque zoológico situado en el borde de la Magdalena, desde donde se aprecian los arañazos dejados por bucólicos gigantes en la piedra adyacente a la arena. En Santander es fácil que la visita se haga poema.

Santillana del Mar

Cantabria es una tierra apreciada por los nobles y familias adineradas de todos los tiempos. En la Edad Media muchos pusieron sus ojos y caprichos en estos parajes que regalan el descanso de los sentidos. El verde de los campos se ve salpicado por iglesias y palacetes, o casas levantadas con dos plantas de sillerías, como las que abundan en la población de Santillana del Mar. Una ciudad que lleva el cantábrico en su nombre, pero de la que no se puede esperar una playa, pues dista algunos kilómetros de la costa. Santillana del Mar es, también, sinónimo de arte, un arte legado de miles de años antes de que los hombres comenzáramos a escribir. Las cuevas de Altamira, capilla sixtina del paleolítico, forma parte de los tesoros imprescindibles de la villa. De la que destaca la Colegiata, en el recinto urbano. Tocas columnas de piedra se dejan cubrir de hiedra abrigándose del paso de los años, mientras sujetan recias los muros de este complejo inimitable en la arquitectura románica. Un recorrido por las calles de Santillana pasa por los palacios y casonas, todos impresionantes, y uno de ellos Parador. Todo bajo la mirada de las torres.

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