París, un nombre tan pequeño para una ciudad tan grande. No importa cuantas veces se haya visitado París, siempre hay algo por descubrir. París es una ciudad de película que engatusa y enamora. Una ciudad que se puede disfrutar tanto de día como de noche. Una ciudad que nunca cansa al visitante.
Siempre hay una primera vez
Descubrir parís por primera vez es un rito iniciático que se puede comenzar en muchos lugares de la ciudad. Pero probablemente lo mejor sea comenzar por sus orígenes. Por la Ile de la Cité. La isla que el Sena atrapa y defiende como un cinturón de castidad guarda la virginidad de una moza. Es el escenario idóneo para comenzar a conocer la «ciudad del amor».
En París no hay que tener prisas. Lo mejor es escoger una de las cafeterías que surgen en torno a la Catedral de Notre Dame y dejarse acompañar por un sabroso crepe. Esta es una costumbre muy extendida entre los parisinos. Las sillas de las terrazas no se colocan enfrentadas, sino mirando a la calle. Lo que deja entrever la idiosincrasia de París. En la isla los sauces acarician el Sena mientras los barcos cargados de turistas recorren la columna vertebral de la ciudad. La Catedral y la Sainte Chapelle son las dos joyas religiosas de la isla. Junto a esta la Isla de san Luís también alberga sus propias joyas.
París no se puede acaparar de una vez. Hay que disfrutar cada detalle. Pararse en los puestos de libros de segunda mano que flanquean al Sena. Recrearse con los artistas locales que surgen por las calles más turísticas. Contemplar la magnificencia de sus parques, avenidas y museos.
En boca de Heinrich Heine, Munich es una ciudad dedicada al arte y la cerveza entre dos colinas. La capital de Baviera logró renacer tras la guerra y ahora es un centro financiero que abre sus puertas en octubre para disfrutar de la mayor fiesta de la cerveza del mundo.
El centro de Munich
El centro histórico de Munich tiene poco más de un milenio. La plaza de María (Marienplatz) fue el lugar escogido por los monjes franciscanos para asentarse pasado el siglo X. En cualquier cafetería de esta plaza se puede tomar una buena pinta de cerveza mientras se contempla la Catedral y los ayuntamientos. Precisamente es bueno estar en esta plaza a las once de la mañana. A esa hora el reloj del Ayuntamiento Nuevo celebra las campanadas con un carrusel de figuras danzantes que recuerda al de Praga. Aunque es el único vestigio de la capital checa. Para muchos visitantes, sin embargo, Munich es una copia menos ostentosa de Viena, la capital austriaca. En este mismo ayuntamiento destaca el Niño de Munich, que remata la torre del edificio y que es muy famoso en la ciudad.
En la misma plaza se conserva el edificio gótico que albergará al Ayuntamiento Viejo. También en la plaza, en la Fuente del Pescado, se celebra una de las tradiciones de los muniqueses. El Miércoles de Ceniza es costumbre mojar la cartera con las aguas de esta fuente para no tener problemas económicos durante el año. La sombra de las dos enormes torres de la imponente catedral llena gran parte de la plaza. El edificio es un enorme templo del siglo XV. Su talla rivaliza con la Iglesia de san Pedro, situada en una de las calles que dan acceso a la plaza. Es fácil distinguirla por su torre, con más de 300 escalones, desde la que se tienen unas magníficas vistas de la ciudad.
Recorre Suiza en circuitos en bus visitando los principales lugares del país alpino. Suiza se localiza en el centro de Europa, con una orografía plagada de valles y montañas que le confieren una singular estampa, y con un clima que favorece a la exuberante naturaleza del país.
Con más de ocho millones de habitantes, Suiza es al mismo tiempo uno de los países más ricos del mundo y uno de los más acogedores. Su posicionamiento de neutralidad política ha favorecido que las principales organizaciones mundiales tengan sedes en Zurich, Ginebra o Lugano. Tres de las ciudades más importantes del país, que conservan el encanto premedieval en las edificaciones de los respectivos cascos históricos, en los que abren sus puertas tiendas centenarias, como las bombonerías.
Suiza cuenta con un atractivo añadido de primer nivel, sus estaciones de esquí. La estación de esquí de Lötschental, por ejemplo, se encuentra sobre un glaciar, siendo un aliciente más para conocer la naturaleza y paisajes de un entorno que deja sencillamente asombrado a los viajeros que tienen la suerte de recorrer la carreteras suizas en busca de los miradores, pueblos y paisajes más bellos del centro de Europa.