Después de varias horas en avión y realizar una escala en Ámsterdam, por fin identifico uno de los mayores monumentos de este país: el monte Kenia. Situado en el Ecuador y con una altura de más de cinco mil metros, el monte Kenia sirve de referencia para reconocer Nairobi, mi primer destino antes de llegar a las llanuras de la Reserva natural del Masai Mara.
Nairobi, la puerta de entrada a Masai Mara
Desde España no hay ninguna línea aérea que tenga como destino la capital de Kenia, por lo que tengo que hacer escala. Una de las opciones es Londres, aunque me quedé con la fluvial Ámsterdam, descartando la elección de El Cairo. Llego a Kenia en septiembre, justo en el inicio de la estación seca que dura hasta febrero, el mejor periodo para contemplar la naturaleza salvaje del Masai Mara. El agua todavía abunda en las charcas de la sabana y los animales no sufren aún el agobio del calor, ni yo tampoco.