Hoy viajamos a Jordania – Petra, ciudad de piedra

Petra

Viajar a Petra es para muchos de los turistas tener una sensación de déjà vu: hemos visto tantas veces las ruinas rojizas de esta ciudad maravillosa en películas y documentales que parece que las conozcamos como propias. Pero la realidad supera a la ficción: pasear entre los monumentos de esta octava maravilla del mundo antiguo incrustada en el desierto jordano conecta de una forma diferente con la historia.

Recomendaciones para viajar y hospedarse

Lo primero que tenemos que tener en cuenta al visitar Petra es que es un destino muy cálido, y en verano las temperaturas son apabullantes. Si tenemos tiempo y nuestro calendario laboral y obligaciones lo permiten, es recomendable visitar la ciudad en primavera o en otoño. Lo mismo se aplica una vez que estemos allí: si somos capaces de levantarnos temprano podremos gozar de la vista de las ruinas con las primeras horas del día, con una temperatura más agradable y menor afluencia de turistas. Otra hora excelente para estar en Petra es el atardecer, cuando el sol poniente hace brillar a las rocas del entorno y a las ruinas de los antiguos edificios por igual con un hermoso tono encarnado.

Llegar a la propia ciudad y alojarse es muy fácil. Casi todos los turistas recalarán en el aeropuerto de Amán: allí podremos alquilar un coche o coger un taxi (tardaremos unas cuatro horas hasta Petra) o emplear el autobús que nos dejará en la ciudad. Si hemos aterrizado en Aqaba se aplica lo mismo, pero con la salvedad de que estaremos más cerca. En cuanto al hospedaje en sí, difícilmente es un problema: el entorno de la ciudad cuenta con varios hoteles. Visitar Petra no nos va a llevar más de un día, aunque existen bonos para pernoctar y acceder a las ruinas durante varios días que nos pueden resultar interesantes.

Qué visitar

A las propias ruinas de Petra, excavada en el corazón de la montaña por los nabateos, accederemos a través del siq, un desfiladero de más de un kilómetro de longitud que podremos atravesar a lomos de un caballo alquilado. Tras este paseo en la semioscuridad, la luz al fondo del túnel se abre para mostrarnos de forma directa la fachada del Tesoro, quizás la imagen de Petra más conocida. Otras maravillas que no podemos dejar de visitar son la reconstrucción del Qasr al-Bint, una de los pocos edificios de la ciudad que fueron construidos en vez de tallados en la pared de la montaña, y el teatro. El museo arqueológico de Petra, que se encuentra dentro de una caverna, nos dará una rica información sobre todo los yacimientos arqueológicos que se han encontrado en la ciudad. Hay otro museo dedicado en exclusiva a los nabateos, la antigua cultura que realizó la mayor parte de las construcciones.

Existe un espectáculo especial que no podemos perdernos, si tenemos ocasión. En las noches de verano, varios días a la semana, la ciudad de Petra se ilumina con velas y adquiere un tono misterioso y mágico. Otra visión inolvidable desde Petra es la subida a lo alto del monasterio, con su vista panorámica sobre los valles circundantes: una visión que mejora en el atardecer.

Una ciudad segura y turística

Pese a que el turismo cayó con motivo de la Primavera Árabe, Jordania es un país relativamente seguro y Petra lo es más. Los vendedores locales pueden resultar insistentes, pero no tenemos que temer por nuestra seguridad. La única amenaza real es la deshidratación: debemos llevar con nosotros una buena gorra, ropas ligeras y una botella de agua, así como algo de ropa de abrigo.

Para que nos atiendan en inglés lo mejor es acudir a la oficina de información. En el centro de visitantes podremos adquirir mapas y folletos, contratar un guía turístico si no lo llevamos contratado desde aquí, alquilar un burro o camello… Con la seguridad, además, de que en las transacciones que realicemos en este lugar no nos van a engañar.

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