Viajando por el norte: Costa oriental de Asturias

La tercera etapa de nuestro viaje por la costa de Asturias comienza en Llanes y nos lleva hasta Castropol. Entremedias haremos paradas en Ribadesella, subiremos al Fito, nos bañaremos en Lastres, visitaremos Gijón y continuaremos ruta hacia Luanco, con un alto en el camino obligado en el faro de Cabo de Peñas. La última parte del viaje nos muestra Salina, Cudillero, Luarca y Navia. Toda una ruta por la costa de Asturias descubriendo parajes, sabores, lugares, culturas y gentes.

Comenzamos el viaje por la costa oriental de Asturias con el buen sabor de boca que testimonia nuestra agenda de viajes. La ruta la iniciamos con un recorrido por la costa del País Vasco. Tras un breve lapsus continuamos el viaje por Cantabria, donde hicimos un alto tras visitar la reproducción de las cuevas de Altamira, en Santillana del Mar. Ahora volvemos a hacer las maletas y ponemos rumbo a poniente siguiendo la costa asturiana.

Llanes

El mar es un vecino más de Llanes. Una lengua de agua fría del Cantábrico se adentra en la población haciendo de columna vertebral del recinto urbano y sirviendo a su vez de frontera entre el hermoso casco histórico y la bulliciosa zona comercial.

Las embarcaciones atracadas en el puerto, el color de las casas y los Picos de Europa al de fondo hacen irremediable tomar fotografías del paisaje. La paleta cromática es intensa, como los olores y sabores que se dejan degustar en esta primera villa de nuestro viaje por la costa de Asturias.

Nada más llegar a la villa se aprecia que este no es puerto cualquiera. Hermosos palacetes se dejan ver a lado y lado de la avenida principal hasta desembocar en el centro. El bullicio matinal se concentra en torno al mercado, aunque una vez cruzado el puente sigue el gentío, pero este más turístico.

No hay una ruta recomendada para recorrer Llanes. Lo mejor es dejarse llevar por sus calles entre sidrerías y rincones con el Cantábrico a un lado y las montañas a otro. La Basílica de Santa María es una de las visitas recomendadas. Su estilo gótico se aprecia desde el exterior, pero es en el interior donde empapa al visitante con varios retablos platerescos.

Durante el paseo por el casco monumental se aprecian restos de las murallas, palacios y un torreón defensivo. Mirando al mar es fácil identificar los colores llamativos de los Cubos de Ibarrola, como expresión del arte más moderno.

Si se tiene tiempo no está demás ir hasta la parroquia de Porrúa, donde se encuentra el Museo Etnográfico del Oriente de Asturias. Y por supuesto no puede faltar la visita a las Cuevas del Mar. Esculturas naturales cinceladas por las olas en los acantilados de Llanes.

Ribadesella

Sin perder de vista los Picos de Europa y en la continua compañía del Cantábrico llegamos a Ribadesella. El nombre responde al río que marca su perfil urbano. El mismo río que nace en Covadonga y que pasa por Cangas de Onís -la que fuera primera capital del Reino de España- hasta desembocar al mar. En agosto se celebra el Descenso Internacional del Sella, que tiene la meta en esta población marinera.

Ribadesella se presta a pasear por sus calles para conocerla. Uno de los edificios que llama la atención en el recorrido es el Palacio de Cutre, que a pesar de su nombre es una de las edificaciones más vistosas por su portada plateresca. Hay más palacios similares, además de este que acoge al Ayuntamiento. Son las casas de los indianos que volvieron a su Asturias natal tras hacer fortuna en América.

Asturias ha sido cuna de la civilización durante miles de años. Una parte del legado y el testimonio de que estas tierras fueron habitadas antes de que los humanos fuéramos tales está en la Cueva de Tito Bustillo. Se trata de una caverna natural en la que se identifican varias pinturas rupestres y grabados.

La playa y costa próxima a Ribadesella también tiene su peculiar encanto. El Cantábrico se ha ocupado de esculpir un museo natural en la piedra conocido como la Ruta de los Dinosaurios.

Aunque no está a pie de costa, las vistas de la carretera que lleva hasta el Mirador del Fito -a más de 1000 metros de altura- son impresionantes. Desde aquí se divisa el Cantábrico infinito, como también lo es Asturias. Una tierra que rebosa belleza.

Lastres

De vuelta a la costa hacemos un receso en este viaje a Asturias en otra población marinera por antonomasia, Colunga. Pero no nos quedamos en el recinto urbano. Nuestro interés nos lleva hasta Lastres -Llastres-, considerado uno de los pueblos más bonitos de España.

Las viviendas de los pocos vecinos de la villa se amontonan en la ladera de una montaña cubierta de vegetación que nace del mismo mar. El encanto de la localidad se lo da su enclave paisajístico, a lo que suma varias edificaciones interesantes.

La Capilla del Buen Suceso es una de las visitas recomendadas, junto con la Capilla de san José. Ambas de estilo barroco y con una nutrida representación del arte de la época. Si bien la clasificación de Bien de Interés Cultural se completa con palacios como el de Gobiendes.

Gijón

Gijón por fin se ha quitado la capa de ciudad industrial para ofrecer un importante patrimonio cultural y natural que le merece la visita de miles de turistas cada año. La ciudad es una de las más importantes del Principado de Asturias, lo que se suma a su situación próxima a Oviedo.

Gijón se experimenta, se vive y se saborea. Cimadevilla es el barrio alto, donde nace el Gijón primitivo, el escenario de los hechos históricos más significativos. Sus calles acogieron los primeros pasos de Jovellanos. Pero Gijón es mucho más.

Chillida elogió al horizonte con una impresionante escultura en el Cerro de santa Catalina. Desde allí la ruta invita a adentrarnos en Cimadevilla y pasar ante el Convento de las Agustinas, reconvertida en Fábrica de Tabacos. En la Torre del Reloj se reproduce la historia de la ciudad asturiana.

Fuera del casco histórico se puede visitar la Casa Museo de Gaspar Melchor de Jovellanos, insigne navegante. El Palacio de Jove Huergo y la Iglesia de san Pedro también son paradas interesantes, así como pasear por la playa de Gijón y su paseo marítimo teniendo una visual de la ciudad y su perfil costero.

Luanco y Cabo de Peñas

Con el buen sabor de boca de Gijón ponemos rumbo hacia Cabo de Peñas, con parada previa en Luanco. Antaño fue una villa marinera con excelentes carpinteros de ribera. Hoy está volcada a los turistas que la visitan en busca de sus encantos naturales y culturales.

El paseo solariego nos lleva a la Iglesia de santa María. En su interior espera la visita de los fieles el Cristo del Socorro, al que se le atribuyen innumerables milagros. Ya fuera del templo el recorrido urbano nos permite conocer el Palacio de los Menéndez Pola. Y finalmente entramos en el Museo Marítimo de Asturias, donde se recogen y conservan el legado marinero del Principado.

A solo unos kilómetros nos espera Cabo de Peñas y su faro -con un centro de interpretación en la antigua casa del farero-. Las vistas de la costa abatida por el Cantábrico son impresionantes. Los acantilados son hacen de muralla natural.

Concluye aquí nuestra primera etapa del viaje por la costa de Asturias integrado dentro de la serie de viajes por el norte. En la próxima entrega retomaremos la ruta desde aquí, desde Cabo de Peñas, un buen lugar para descansar después de la experiencia viajera y donde tomar fuerzas para afrontar la etapa que nos llevará hasta Galicia.

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