Con evidencias de que el lugar lleva habitado desde el milenio cuarto antes de Cristo, el privilegio de ser un lugar santo para judíos, musulmanes y cristianos, Jerusalén es una de las ciudades con más historia del mundo, laica y religiosa. Quizás, en Europa, sólo Roma se llega a comparar con ella.
Qué ver en Jerusalén
Muchos viajes guiados paran en Jerusalén dos o tres días, pero lo cierto es que la ciudad de las tres religiones es tan rica en patrimonio que podemos estar cuatro o cinco y dejar cosas sin ver. Entre las cosas que no nos podemos perder están:
El Monte de los Olivos: Ha sido despoblado de árboles hace muchos siglos, y actualmente el lugar de la crucifixión de Cristo ha sido ocupado por el mayor cementeri judío del mundo. Se conserva el huerto de Getsemaní y tumbas bizantinas medievales en las que se dice que reposan los restos de María, José y los padres de la primera. El acceso es libre y gratuito; el Monte tiene unas vistas excelentes.
El Molino de Montefiore: Un monumento construido por un filántropo del mismo nombre que ha sido construido como una Fundación y museo.
El Monte del Templo o Monte Moria: Un lugar en el que se dice que estuvo el Templo de Salomón, y desde el que, dice la tradición islámica, Mahoma ascendió a los cielos. Entre los monumentos del lugar están la Cúpula de la Roca, la vieja Mezquita de Al Aqsa y el Museo Islámico. Las visitas a estos pueden estar restringidas a los no musulmanes en horas de oración. A los pies del Monte está el Muro de las Lamentaciones, restos del Templo de Herodes, un lugar de oración sagrado a los hebreos que tiene sectores separados para hombres y mujeres. Hay que ir con la cabeza cubierta y vestidos con modestia y mostrar siempre respeto.
La Torre de David: Pese a su nombre, esta ciudadela la construyó Herodes el Grande, y los restos en pie son en su mayoría medievales. Merece la pena visitar, a sus pies, el Museo de Historia de Jerusalén y subir a la Torre de Phasael por las vistas.
La Vía Dolorosa: El sendero por el que transitó Jesucristo hasta su calvario. Pasa a través de la Puerta del León, y el barrio musulmán y acaba en la Iglesia del Santo Sepulcro, donde se cree que está el lugar en el que Cristo fue enterrado antes de la Resurrección. Merece la pena visitar la Capilla del Ángel.
El Yad Vashem: Se trata de unas instalaciones en memoria del Holocausto, situadas en Jerusalén Occidental y con exposiciones, museos y un centro documental.
El Museo de Israel: Una visita imprescindible para los amantes de la historia, dedicado al patrimonio del pueblo judío. Aquí podemos ver los famosos Pergaminos del Mar Muerto.
Además de estas visitas ineludibles, la Ciudad Vieja, dividida en sus cuatro barrios (el armenio, el hebreo, el musulmán, el cristiano) tiene otras muchas pequeñas maravillas. Está el bello patrimonio de la muralla, que cuenta con varias puertas, cada una con su propia historia y leyendas, la Cueva de Zidkiahu, la sinagoga Ben Zakkay, la vía romana restaurada del Cardo Maximus, y otras joyas históricas.
Vida nocturna y gastronomía en Jerusalén
Jerusalén no es una ciudad famosa por su ocio, pero tiene una buena cantidad de pubs y restaurantes, con especialidades hebreas, armenias, árabes o yemeníes. El plato típico de la ciudad es el Meurav Yerushalmi, carne mixta a la parrilla. El falafel, hecho de diversas maneras, también es una comida popular.
Debido a que los distritos hebreos de la ciudad realizan el Sabbat de forma estricta, la noche de fiesta de la comunidad judía e el jueves. El viernes cierran casi todos los comercios hebreos, pero los musulmanes y los cristianos abren los establecimientos. La zona peatonal de Nahalat Shiv’ah es rica en locales nocturnos, y Talpiot, lugares de baile.
Algunas recomendaciones para viajar a Jerusalén
Debido al trazado urbano de la ciudad, la conducción es más bien caótica. Hay una línea de autobuses, la 99, que realiza una rut por las zonas de interés turístico. Existe también servicio de tranvía. En cuanto a la Ciudad Vieja, lo mejor es visitar sus monumentos a pie.
Aunque no sea idioma oficial, el inglés está muy extendido.
Jerusalén Este es la zona palestina y está ocupada. Es normal ver a soldados patrullando y, en raras ocasiones, hay enfrentamientos o violencia. No debemos sorprendernos por ver a militares armados, ni creer que es por un evento excepcional.
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