Pirámide Kukulkan en Chichen Itza
Hace unos años la Riviera Maya fue el centro de atención del mundo. Se acercaba el final de 2012 y el fin del mundo, según una profecía maya a la que después se tildó de cambio de era. Por entonces la Riviera ya tenía la fama que hoy ostenta, siendo el principal foco de turismo de México y uno de los mejores lugares del mundo para pasar unas idílicas vacaciones aderezadas por el mar Caribe. Pero no siempre fue así. Durante tres siglos lo que hoy es la Riviera Maya careció de todo el esplendor que tuvo y tiene, se conocía como el corredor Cancún-Tulum. Ni tan siquiera tenía nombre propio. En los ochenta se comenzaron a abrir los primeros hoteles y el turismo comenzó a probar los encantos mayas. Desde entonces la región se ha convertido en meca de vacaciones, destino de luna de miel y un lugar privilegiado para conocer el legado de una cultura milenaria, los maya.
Cancún, puerta de la Riviera Maya
En realidad Cancún no forma parte de la Riviera Maya, pero es su mejor entrada. Su aeropuerto hace de vínculo con todo el mundo permitiendo la llegada de miles de turistas que se inician o repiten la experiencia maya. Se sabe quién es novato porque preguntan por la Playa del Carmen, mientras que los que ya se han bañado en estas aguas la llaman simplemente Playa, como forma cariñosa de referirse al destino turístico más importante de México.
Antes es aconsejable dejarse ver por Cancún. Hay que decir que hay dos diferentes: la zona hotelera y el centro. No tienen nada que ver y cada cuál tiene mucho que ofrecer. La zona hotelera también se conoce como Isla Cancún. El bulevar Kukulcán es su principal vía. A un lado el Caribe se mece tranquilo, mientras al otro se levantan todo tipo de hoteles y resorts de lujo. Algunos tienen forma de pirámide, del capitolio o del palacio del Kremlin. Es como Las Vegas, pero en vez de desierto hay un mar de palmeras y una playa de arena fina envidiada por todo el mundo. Cualquiera de estos hoteles es bueno para pasar una semana de vacaciones. El sistema de “todo incluido” con el distintivo de la pulsera que te ponen sin preguntar nada más llegar a la recepción puede resultar un poco violento al principio. Muchos llegan pensando que no la van a utilizar, que van a descubrir la vecina península del Yucatán, pero al final todos nos rendimos a los deleites de ser tratados como dioses mayas. El secreto de esta forma de turismo es que sale más barato contratar un paquete completo que hacer el viaje por cuenta.
El Caribe en Todo Incluido
Una vez en Cancún se hace imprescindible visitar Isla Mujeres. Se pueden tomar un par de ferrys que salvan el trayecto navegando por el mar Caribe. Esta isla de leyenda cuenta con idílicas playas de cocoteros, además de ser un destino privilegiado para el buceo, dada la cercanía con la barrera de coral caribeña. Sus dimensiones permiten conocerla en una jornada y dar un agradable paseo por este parque natural. Ocho kilómetros de largo y uno de ancho de un vergel rodeado de playas impresionantes. Cualquier intento de definir con palabras este paraíso queda lejos de lo que es en realidad. Dependiendo de la época del año se ofrecen varias actividades, aunque el submarinismo está entre las preferidas por los visitantes. Y también la visita al criadero de tortugas carey y el zoológico de iguanas. Eso sí, cuidado al entrar en los bares y chiringuitos. Algunos son tan naturales como la isla, por lo que no se sorprenda si encuentra a alguien ligerito de ropa.
Playa en Isla Mujeres
Paseando por la 5º Avenida de Playa del Carmen
Dejamos atrás Cancún y ponemos rumbo a la capital de la Riviera Maya, Playa del Carmen. En el camino se pasa ante Puerto Morelos y Punta Maroma, con algunos establecimientos hoteleros destacados, pero sin el encanto de Playa. Esta ciudad de treinta años tiene todo lo que se le puede pedir a unas vacaciones de placer donde relajarnos sea nuestra única preocupación. Nada más llegar da la impresión de que es un lugar más bohemio que la bulliciosa Cancún. Aquí lo mismo se ven parejas inaugurando su amor en la luna de miel, que mochileros buscando una pensión barata “sin pulserita” para pasar la noche. Por supuesto los resort y hoteles cinco estrellas son una opción predilecta, pero no solo de lujo vive Playa del Carmen. Hay acogedores hoteles en los que pasar unas buenas vacaciones al ritmo de cada cuál.
Playa del Carmen es un destino ideal para descansar, si bien no faltan propuestas para pasar el día de excursión o haciendo multitud de actividades por la zona. Para empezar y tener una idea de dónde estamos lo aconsejable es pasear por la Quinta Avenida. Un bulevar paralelo al mar donde se encuentran algunos de los grandes hoteles y también los restaurantes más interesantes para probar la gastronomía maya. Para almorzar es mejor optar por unos tacos en El Fogón o Los Aguachiles. Ambos son locales populares en los que comer bien sin gastar mucho y desde luego con un pronunciado acento mexicano. También hay que probar el pescado y el marisco, que aquí hay mucho, variado y muy fresco. Por la tarde se puede retomar este seudo paseo marítimo y entrar en algunas tiendas de artesanía local, junto a las que se encuentran grandes firmas de la moda, locales de masaje, pedicura, peluquerías… Cuanto se pueda imaginar tiene un hueco en la 5ª Avenida, a la que los mariachis ponen la banda sonora.
Degustando unos deliciosos Tacos
Qué hacer en la Riviera Maya
El tiempo es oro para quien desea conocer la Riviera Maya de cabo a rabo. Frente a Playa del Carmen se encuentra la isla más grande de México, Cozumel. Un verdadero edén para practicar submarinismo. Varios barcos unen la península con la isla. En apenas cuarenta y cinco minutos de agradable paseo se llega a San Miguel, el principal asentamiento de Cozumel. La isla, como la costa maya, está formada por roca calcárea, lo que hace que parezca un queso gruyere, está llena de cuevas. La subida del nivel del mar creó hace milenios los cenotes, cuevas llenas de agua donde bucear es toda una experiencia indescriptible que no se puede perder quien viaja a Riviera Maya. Las cavernas subterráneas rebozan agua fresca para deleite de quien se sumerge en ellas a descubrir un fondo asombroso al que las ramas de los árboles dejan pasar seleccionados rayos de sol. Solo hay que tener en cuenta que estamos en el Parque natural de Chankanaab y que hay que ir acompañados de guías para disfrutar de una de las experiencias que marcan las vacaciones en Riviera Maya. Para aderezar la visita se pueden visitar algunos restos milenarios que quedan en la superficie y llevarnos un recuerdo, como los “huipiles” o las reproducciones de esculturas precolombina talladas en madera y piedra.
Ik-Kil Cenote
Tulum es nuestro siguiente destino marcado en la agenda. Las crónicas del descubrimiento describen a Tulum tan grande como Sevilla, eso era en 1518, varios años después de que la cultura maya entrara en declive. Los edificios blancos asomados a los acantilados como quien se asoma al Caribe impresionan desde cualquier lugar desde donde se observen. Los guías los definen como las joyas de la arquitectura de la Riviera Maya. Entre los atractivos está el de pasar una noche en una cabaña que con suerte tendrá una única bombilla y dormir con el ronroneo del Caribe a solo unos metros. Para los menos atrevidos Tulum es, no obstante, una visita imprescindible, dado su valor arqueológico. Sesenta edificios, datados algunos en el siglo XII (cuando en Europa se zambullían en el románico), se reparten en unas pocas hectáreas. El castillo, el Templo de los frescos y el Templo del dios que desciende son las estructuras más representativas. Merece la pena esperar hasta la caída del sol para ver la iluminación nocturna de los edificios milenarios de la única ciudad maya construida en la costa.
De la Riviera Maya a la península del Yucatán
Para quien quiera terminar de enamorarse de este trozo de México con aroma caribeño hay un par de escapadas recomendables. Cerca de Tulum están las reservas de Xel Ha y Siaan Ka’an. Ambas son marismas ideales para el baño, con una rica flora, especialmente la situada al sur, con sus majestuosos manglares donde anidan por miles las aves acuáticas. Aunque para conocer el resto de la cultura maya nos hemos de adentrar en la península del Yucatán.
Cobá fue una de las ciudades más importantes del reino maya. Se cree que el mayor apogeo lo tuvo entre el siglo VII y X, siendo una referencia mucho antes que Tulum. Cobá venía a ser la Roma de aquel entonces. Multitud de calzadas se dirigen a ella dando idea de su valor comercial. A pesar de su importancia no está muy explotada turísticamente. Sus pirámides se asoman entre altos árboles dejando apenas ver pequeñas manchas blancas entre un mar verde. Cuarenta y cinco metros mide la pirámide más alta, aunque hay que considerar que la mayoría de los templos están semienterrados. Alrededor de la antigua ciudad maya se pueden visitar cinco lagos, apenas perceptibles a vista de pájaro en la exuberante naturaleza.
Columnas en el Templo de Los Guerreros
Dejada atrás Valladolid nos adentramos aún más en el Yucatán, estamos buscando Chichén Itzá, la ciudad que puso en vilo al mundo con el calendario maya que marca el cambio de era. Kukulcán es una pirámide impresionante, perfecta en sus líneas, mágica y misteriosa. Si se visita en el equinoccio de primavera u otoño se podrá ver ascender y descender la sombra de una serpiente por dos de sus escaleras, un espectáculo sobrecogedor en la pirámide más importante de México. Tampoco nos podemos olvidar del templo de los Guerreros, donde se alza un enigmático altar con forma humana. Desde luego aquí le entran ganas a uno de enfundarse la ropa de Indiana Jones y buscar algún tesoro escondido. Una vez completada la aventura nos dirigimos al cenote de Ik Kil, cuya belleza le ha valido ser considerado el mejor de México. Los peces de colores ponen el color a las estalactitas de miles de años, dejándonos un agradable sabor de boca en nuestro viaje a la Riviera Maya.
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