El país soberano más pequeño del mundo, el Vaticano, es también uno de los atractivos para visitar Roma y descubrir la ciudad de las siete colinas o la ciudad eterna, con una historia acumulada durante milenios. Aunque desde SMS Vacaciones no proponemos indagar en los secretos. La meta de nuestro viaje es desvelar las razones tener al Vaticano en la agenda del viajero. Paseando por la basílica de San Pedro, las columnas de Bernini, el Museo Vaticano y la espectacular Capilla Sixtina.
¿Qué ver en el Vaticano?
El Estado de la Ciudad del Vaticano es mucho más de lo que se ve cuando el peregrino camina por la Vía de la Conciliación y se deja abrazar por las columnas de Bernini. Ante los ojos se levanta majestuosa la basílica de San Pedro, en el monte Vaticano que le da nombre a la ciudad estado.
Del conjunto pronto destacan el gran obelisco central, la propia columna y la gran cúpula que concluye a San Pedro. De hecho, desde la cúpula se tienen unas vistas inmejorables de la ciudad de Roma. Detrás de ella, a espaldas de la basílica, se encuentran los jardines vaticanos, lugar reservado para el principal habitante de la ciudad.
De nuevo en la plaza, si se mira a la derecha se puede intuir la ventana de los aposentos papales. Aunque el 266º sucesor de Pedro, el papa Francisco, solo la utiliza para rezar el ángelus de los domingos. Su residencia papal la mantiene en la Santa Marta, junto con sacerdotes y laicos, haciendo vida de comunidad.
Entre la cúpula y la ventana por la que se asoma el papa se puede distinguir tímidamente la el tiro de la chimenea que anuncia con su fumata blanca que un nuevo sucesor de Pedro ha sido elegido para dirigir los pasos de la Iglesia. Pero para llegar allí, a la Capilla Sixtina, hay que entrar por el Museo Vaticano. La entrada también está a la derecha, y es recomendable ir temprano para evitar las interminables colas de curiosos que cada día lo visitan.
El resto del Estado Vaticano no está aquí, en torno a la plaza de San Pedro, sino que para visitarlo hay que viajar al sureste, hasta el lago Albano, en el municipio de Castelgandolfo. Homónimo a la residencia estival del papa, que destaca por los jardines del palacio, desde hace unos años abiertos al público. Salvo cuando alguno de los dos papas hacen estancia en él.
Pero vayamos por parte, pues el Vaticano tiene mucho que ver y experimentar. No hay más que decir que es la joya del Barroco y Renacimiento y que en su construcción participaron Bernini y Miguel Ángel, entre otros genios.
Plaza de San Pedro
A parte del obelisco, que se trajo de Egipto, en la plaza del San Pedro se diferencian tres elementos arquitectónicos de gran valor: la columnata, la cúpula y la fachada.
La columnata es obra del arquitecto Gian Lorenzo Bernini. La idea del genio era la de crear la sensación de que la Madre Iglesia abraza a los peregrinos que llegan a ella. Si bien, la obra no se terminó. Falta un tercer brazo que debería cerrar la plaza porticada por la vía de la Conciliación, pero la muerte del papa Alejandro VII impidió la culminación. Y aunque es una “frontera”, las columnas permiten entrar y salir del Estado sin ninguna dificultad, otra idea que materializó el arquitecto.
En total los brazos se componen de 284 columnas y 88 pilastras. Sobre ellos observan a los peregrinos 140 figuras de tres metros representativas de otros tantos santos y padres de la Iglesia.
La fachada de la basílica de San Pedro es obra de Carlo Maderno y previa a las columnas. En sus balcones hace la aparición y es presentado al pueblo el nuevo papa, tras la disolución del cónclave. La fachada está rematada por una figura de Jesucristo y seis apóstoles a cada lado, de 6 metros cada uno de ellos.
Rematando a la más importante iglesia del mundo está la cúpula de Miguel Ángel que él nunca vio terminada. La labor de concluir la obra se delegó en un discípulo suyo, que siguió el plan inicial. No se puede subir a lo más alto, a 132 metros, pero sí recorrer los pasillos exteriores que circunvalan los 45 metros de diámetro. Un añadido para una impresionante visita que comienza cuando se entra en San Pedro.
Basílica de San Pedro
A lo largo de los 150 años que duró la construcción de la nueva basílica de San Pedro, en sustitución del antiguo templo, el proyecto cambió varias veces según se sucedían los arquitectos. Finalmente fue Miguel Ángel Buonarroti quien rescató el proyecto inicial de Rafael Sanzio y casi concluyó la obra.
El motivo que hizo a la Iglesia establecer su sede en este monte no es otro que ser el lugar de descanso de los restos del primer papa, san Pedro. Aunque recibió martirio en el circo de Calígula, donde el obelisco de la plaza le rendía tributo. Al concluir la obra definitiva el obelisco se trasladó a la plaza, siendo testigo de los restos que se guardan bajo el altar de la basílica.
Dentro de la impresionante iglesia caben 20000 personas. Casi las mismas que el número de obispos que asistieron a las diferentes sesiones del Concilio Ecuménico Vaticano II, celebradas dentro del templo.
De las tres naves, la central es la más alta, con 45 metros. En la nave de la derecha, según se entra, en una capilla situada cerca de la entrada está una de las obras de arte del Renacimiento, la Piedad de Miguel Ángel, de la que hay dos copias más. En el centro, bajo la cúpula, el baldaquino obra de Maderno guarda como un relicario los restos de san Pedro.
Por cierto, solo en año jubilar se puede entrar a la basílica del Vaticano por la puerta de bronce. Una vez dentro, cada centímetro cuadrado de pared está cubierto por frescos o mosaicos en una exuberante muestra de arte como hay pocas.
Museos vaticanos
En plural se llaman los Museos vaticanos, y es que no hay uno solo, sino 19 museos en lo que supone una de las mayores recopilaciones de arte con más diversa procedencia del mundo. Desde el Museo Pío, el apartamento, la Galería de candelabros, la de mapas, el Museo de las carrozas, la Capilla Sixtina, el Museo egipcio, el etrusco, los patios… hasta terminar en la Sala Biga (y no olvidar la escalera de caracol).
Para aprovechar al máximo el viaje al Vaticano lo mejor es reservar entrada o contratar una visita guiada (la mañana del último domingo de mes la visita es gratis, por lo que se forman colas asombrosas). Sea como sea, hay varias opciones. Desde la visita mínima de 90 minutos, a la más completa de 5 horas. En ese tiempo se pasa del edificio moderno de la recepción a los aposentos vaticanos, entre ellos la más famosa capilla de la historia.
La Capilla Sixtina
Desde que se entra en los museos (que no tienen ni un rincón de desperdicio) varias flechas y carteles dirigen a los visitantes a la que es la meta para todos: la Capilla Sixtina, considerada la mejor obra de Miguel Ángel. Antes de llegar es preciso cruzar pasillos y galerías, atravesar salas, patios y subir y bajar escaleras, pero el trayecto merece la pena.
Una vez dentro ante el viajero se abre el paraíso, lo que Miguel Ángel pintó. Es inútil buscar la chimenea de la fumata. Tan solo se instala para la celebración del cónclave y posteriormente se suprime. A esta sala acuden los cardenales de todo el mundo convocados por el camarlengo. De sus debates y votaciones, con la intervención divina del Espíritu Santo, se elige al papa, que se viste el traje dominico en la habitación colindante.
Desde antes de que existiera la actual basílica, ya se reunía la corte vaticana en esta sala, que debe su nombre al papa Sixto IV. Las medidas de la capilla reproducen las dimensiones del gran templo de Jerusalén construido por Salomón y destruido por los romanos poco después de la resurrección de Cristo.
El suelo de la capilla es el original, instalado en 1400. Mientras las pinturas de las paredes se encargaron a varios artistas de la época. La parte baja reproduce cortinas. En la franja central: escenas bíblicas del Antiguo y Nuevo Testamento. Arriba los retratos de la sucesión de papas. El techo originalmente representaba un cielo estrellado, pero Julio II encargó a Miguel Ángel la restauración de la capilla, y se fraguó el milagro.
Aún el viaje al Vaticano tiene muchos recovecos que enseñar y todos se pueden descubrir con las ofertas de viaje a Roma e Italia de SMS Vacaciones, su agencia de viajes de confianza.