Volvemos a hacer las maletas para iniciar un nuevo e interesante viaje con el Cantábrico como compañero. En nuestra anterior etapa por la costa norte de España nos quedamos en el paraje natural del Cabo de Peñas, con unas vistas impresionantes. Ahora nuestra ruta nos vuelve a sugerir paradas entre la tierra y el mar en varios pueblos de Asturias y Galicia, en concreto, terminaremos en la provincia de Lugo.
Asturias
Pravia
El río Nalón separa la villa de Pravia del aeropuerto asturiano. A vista de pájaro podría definirse como una mancha rojiza entre dos mares, uno verde y otro rojo. Pero a pie de viajero, visto de cerca, Pravia tiene rincones mucho más interesantes que los anuncia.
El centro de Pravia es una plaza rodeada de varios de sus edificios más importantes: la Colegiata, la Casa de los Canónigos y el Palacio de Moutas. El conjunto está declarado Bien de Interés Cultural, con causa justificada.
Al norte, atravesado por la vía del tren que parte de Pravia, la pequeña aldea de Santianes es una buena muestra del prerrománico asturiano, con un museo dedicado a la arquitectura y la iglesia de san Juan Evangelista como construcción alternativa, con un claro estilo visigodo. El templo tiene más de 1400 años.
Soto del Barco
No muy lejos de Pravia, a penas a unos kilómetros siguiendo el curso del Nalón, es parada obligada la villa de Soto del Barco. Sus fortalezas fluviales están marcadas por lo sinuoso del río, cuyos meandros forman una isla famosa por el cultivo de kiwis. Del pueblo destaca el castillo de san Martín, del que queda un lienzo de muralla y la torre del homenaje. Antaño tenía su propio embarcadero, siendo un importante baluarte en la defensa de aquel primer reino. También merecen una visita las casas palaciegas rodeadas de grandes arboledas y jardines.
Cudillero
Asomada al Cantábrico está la villa de Cudillero declarada Conjunto Histórico Artístico. Las casas se congregan en torno a la plaza recoleta plaza principal, a los pies del puerto primitivo. Hay quien lo define como un anfiteatro de color, por la disposición de las viviendas, encaramadas a la ladera con impresionantes vistas al mar.
En Cudillero hay que recorrer la “ruta de los miradores”. Cinco paradas frente al mar en las que enamorarse de este rincón de Asturias. Desde allí es fácil distinguir la Playa del Silencio, considerada como la más bella playa del occidente asturiano. En contraposición están la “brañaseca”, varias construcciones agrícolas características por los corros de piedra para guardar al ganado, y con excepcionales vistas. Merece la pena subir.
Luarca
Villa marinera, moderna y sobre todo señorial de la costa asturiana. Hace siglos los marineros de Luarca hicieron fortuna con la pesca de ballenas, muy habitual en el Cantábrico, lo que les permitió dar la apariencia palaciega que hoy tiene la villa. La zona más antigua es eminentemente marinera. Su epicentro es la iglesia de santa Eulalia. Mientras el río Negro sirve de eje para la Luarca burguesa, con sus características construcciones.
Como el resto de pueblos marineros que abundan por la costa asturiana, Luarca destaca por los colores, que le aportan al conjunto una visión idílica. Las casas de indianos y la tradición pesquera le dan el toque más marinero. Que en la villa se suman al Parque de la Vida (planetario incluido) y el Centro del Calamar Gigante, único en su “especie” en la investigación y divulgación de este interesante ser vivo.
Coaña
Tras cruzar el río Navia llegamos a Coaña, popular por su castro de época prerromana. El conjunto arqueológico data del siglo II (y algunos del siglo V a.C.) y lo forman los restos bien conservados de unas 80 casas y su recinto urbano, con calles y edificios públicos, como la sauna.
Una vez conocido el pasado más remoto de Asturias, es momento para visitar otro de los atractivos que nos ha hecho parar en Ocaña, el faro del cabo de san Agustín. Una construcción que llama la atención por las vistas al mar y el prado que se extiende ante ella.
Tapia de Casariego
Llegamos al límite de Asturias con la provincia de Lugo marcado por el río Eo. En torno al puerto nace la población características por casas con tejado de pizarra. Varias construcciones de los siglos XV y XVI destacan en el conjunto. Son los palacios de Campos y Cancio. Aunque Tapia merece la pena por su valor completo y por el valor paisajístico de sus playas y calas.
Una senda natural facilita el acceso a varias de las calas más bellas de la zona. El embiste del Cantábrico y el viento son los únicos que cambian la fisonomía de la costa, considerada virgen y libre de construcciones. Al poco de andar surge la ermita de san Lorenzo, construcción medieval que atestigua el paso de peregrinos hacia Santiago desde hace siglos.
Lugo
Ribadeo
Nada más cruzar a Galicia el Cantábrico se vuelve más bravo y las olas toman presencia en un mar con un azul más intenso. La primera parada la hacemos en la villa lucense de Ribadeo. La población no está de cara al mar, sino que llega a él a través de las aguas de la ría de Ribadeo.
Antaño la importancia de la villa se debió a la pesca de ballenas y el comercio del lino y la madera. De aquellos días datan las construcciones más características edificadas en torno a la plaza del ayuntamiento, con mención a parte para la casa de los indianos y la torre de Os Morenos, de principios del siglo XX.
Quien llega aquí tarda poco en preguntar a los vecinos cómo llegar a la Playa de las Catedrales, o de As Catedrais. Y no buscan turismo religioso, sino la impresionante escultura de la naturaleza que durante milenios ha creado caprichosas formas rocosas en los acantilados. Lo mejor es visitar el paraje con marea baja, momento en que se puede pasear bajo los arcos naturales (en verano el acceso está restringido).
Tras la necesaria visita a la preciosa playa, se pueden degustar percebes, pescados y buen marisco en la vecina villa de Rinlo.
Foz
Foz ha renovado sus playas hace poco, lo que constituye un gran atractivo turístico, añadido al Castro de Foz, uno de los más antiguos que se conocen en la zona. Data del primer siglo de nuestra era. Desde el castro de Fazouro una senda natural lleva en menos de una hora de agradable caminata a la basílica de san Martín, en la villa de Mondoñedo (visita indispensable cuando se viaja la costa de Lugo). Esta es del siglo X y está considerada como la catedral más antigua de España. Su interior tiene aún más valor que lo que se ve por fuera.
El pueblo, antes alrededor a la ermita, se trasladó hacia el sur. Hoy se le conoce como “la pequeña Compostela”, por su catedral y el valioso casco histórico.
Viveiro
Antes de llegar a Viveiro la curiosidad nos obliga a desviarnos de la ruta para asomarnos a punta Roncadoira. Un paraje natural alumbrado por un faro y sembrado de piedras contra las que choca el Cantábrico, que parece cantar o “roncar”.
Siguiendo la ría nos topamos con Viveiro, villa marinera, moderna y señorial, con playas privilegiadas y miradores que aún lo son más. La plaza Mayor es el centro de la vida comercial y cultural, y un buen lugar para degustar la gastronomía de la zona y contemplar las fachadas acristaladas tan características.
Estaca de Bares
El cabo más al norte de la península Ibérica es el final de nuestra ruta por la costa del Cantábrico que nos ha llevado en varias etapas desde Hondarribia, el pueblo más oriental del País Vasco, por todo el litoral, pasando por la costa de Euskadi, Cantabria, posteriormente Asturias y finalmente Galicia, donde el recorrido puede continuar por las Rías Baixas.
Pero en realidad no acaba aquí el viaje, sino que es un aliciente para continuar hacia nuevos destinos, todos de la mano de SMS Vacaciones, tu agencia de viajes de confianza donde encontrar un trato personalizado y ofertas de viajes por todo el mundo.