¿Está pensando en viajar a Marrakech, pero no tiene claro qué visitar o qué hacer allí? En este artículo vamos a realizar una descripción de los elementos más interesantes que podrá encontrar en la Ciudad Roja, su arquitectura y su gastronomía.
Marrakech es una ciudad como no ha visto nunca antes. Alejada del modelo tradicional occidental de grandes urbes, esta ciudad, desprovista de rascacielos colosales está dominada por el tono rojizo de sus construcciones. Tampoco encontrará museos con prestigiosas obras de arte de los más grandes autores. Y es que el encanto de esta ciudad marroquí no es otro que la interacción con la gente que habita el lugar. A continuación describiremos algunos lugares que no puede olvidar visitar para disfrutar al máximo de la experiencia que le supondrá este viaje.
La Plaza de Jamaa el Fna es el lugar central donde transcurre la vida publica de los ciudadanos de la ciudad. Por el día encontraremos todo tipo de gente realizando espectáculos con animales, como monos y serpientes, para, posteriormente, transformarse totalmente al caer la noche, llenándose de puestos donde poder disfrutar de la sabrosa gastronomía que le ofrece este mágico lugar.
Si hablamos de gastronomía, es inevitable decir que el plato más característico de Marruecos es el Cus-cus, una receta tradicional que está compuesta por harina de trigo y pasta de sémola que se cocina al vapor, para posteriormente añadirle verduras, especias y carne. Y es que la comida marroquí se caracteriza por los sabores intensos y picantes. Otros platos típicos son: el Méchoui, un cordero entero asado en brasas; el kefta de carne picada, que podemos consumirlo en forma de brochetas o de albóndigas; o los tajine, un guiso que puede ser carne o pescado (según la receta), aderezado con verduras y, por supuesto, especias. Todos se sirven en el mismo recipiente de arcilla en el que son cocinados, lo que los dota de un sabor más intenso.
Otro de los enclaves que no podemos dejar de visitar es el Zoco, una laberíntica combinación de calles llenas de puestos donde realizar compras. Aquí podremos encontrar casi cualquier tipo de artículo que estemos buscando, desde ropa hasta productos de artesanía, pasando por especias y alimentos. Aquí encontraremos otro de los aspectos que caracterizan la ciudad y que debemos tener presente cada vez que queramos realizar una compra: el regateo. Como norma general, no se debe pagar ni un tercio del precio que originalmente se pida por un artículo, ya que éstos suelen estar inflados para los turistas. Como consejo, puede evitar visitar el Zoco durante las horas de mayor afluencia de personas, ya que los precios tienden a ser más altos en esos momentos. Pero hay que reconocer que perderse por esos callejones entre la afluencia de visitantes también es una experiencia que tiene su encanto.
Las mezquitas son un componente arquitectónico fundamental de la Ciudad Roja. Debido a cuestiones religiosas, no podrá conocer su interior, pero la vista que podrá descubrir desde el exterior es imponente. De todas las que podrá encontrar, la más importante es la de Koutoubia, una de las más grandes del mundo islámico y que data del año 1158. Su minarete, de setenta metros de alto, es el punto más elevado de la ciudad. Su apariencia, junto a su color rojizo, tal vez le recuerde a la Giralda de Sevilla.
El Palacio Bahia es otra de las construcciones marroquíes que puede visitar. Fue construido en el siglo XIX con la pretensión, por parte de sultán Abdelaziz, de ser el más impresionante que nunca se hubiese construido. Las más de 150 estancias que lo componen fueron desvalijadas al morir el sultán, pero se conservan los grabados de los techos, que, junto al Patio de Honor, hará que merezca la pena pagar los 10 dirhams que le pedirán por acceder al recinto.
Como puede ver, son muchas las razones por las que debe viajar a Marrakech.
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