Es difícil viajar a Sevilla y pretender acumular en unos días la cantidad de rincones y experiencias que ofrece la ciudad. A nosotros nos ha sido imposible en una sola visita concretar una guía en la que conocer y disfrutar Sevilla. Así que tras realizar una ruta por las leyendas de Sevilla, en la que discurrimos por el barrio de Santa Cruz a golpe de asombrosas historias, nos proponemos un viaje igual de intenso por la capital hispalense.
Nuestra última visita a Sevilla la concluimos a los pies de La Giralda. Esta ciudad que por primavera se viste de azahar e impregna el aire con el característico olor de los naranjos en flor tiene en esta época del año su principal aliada. Con el río Guadalquivir como meridiano de unión y frontera entre Triana y Sevilla, sus puentes, el legado de la exposiciones, sus fiestas, sus gentes, su cultura y la forma de entender el arte… Toda una amalgama de experiencias, lugares y costumbres que nos deparan un excepcional viaje a Sevilla.
Patrimonio de la Humanidad
Tres momentos históricos han marcado la historia de Sevilla: la presencia árabe, la conquista cristiana y el descubrimiento de América. Y los tres tienen sus respectivos monumentos que lo atestiguan. Un trío declarado Patrimonio de la Humanidad y Bien de valor universal excepcional, dando una idea de la importancia de estos edificios que trascienden sus propios muros en historias y leyendas.
Palacios, patios y jardines del Real Alcázar
La Plaza del Triunfo es el punto común donde se rozan. En pleno centro de Sevilla, a las puertas del barrio de Santa Cruz. Los Reales Alcázares han sido y son la hospedería oficial de los reyes desde la Edad Media hasta nuestros días. De hecho, es el palacio real más antiguo de Europa. El conjunto amurallado alberga varios palacios de arquitectura predominantemente árabe. Muchas de sus salas y patios recuerdan a los que se pueden visitar en La Alhambra de Granada. A los palacios se suman amplios jardines, cuidadosamente conservados, dando lugar a estampas que durante siglos acumulan varios estilos: gótico, barroco, renacimiento, mudéjar…
El rey Pedro I (del que se cuenta una extraordinaria leyenda sobre su cabeza) ha sido el más famoso habitante de estas estancias. La mayor parte de su reinado lo pasó en Sevilla, llegando a edificar un palacio para sí en los Alcázares. El Patio de la Montería era el lugar donde se reunían los nobles con sus criados, caballos y perros antes de salir a cazar a las tierras aledañas a la capital sevillana.
No se puede dejar de pasear por los pasillos del Palacio Gótico, donde cuelgan una extraordinaria colección de tapices en los que se narra la conquista de Túnez en el siglo XVI. En el exterior son el Patio de las Muñecas, con sus caras escondidas, y el Patio de las Doncellas los más espectaculares. Todos repletos mil y una de flores, naranjos y palmeras.
El Archivo de Indias, memoria del descubrimiento
El primer propósito de lo que hoy es el Archivo de Indias fue el de servir de lonja a los mercaderes que llegaron a vender sus productos dentro de la Catedral de Sevilla. Sin embargo, su fin se modificó al pronto de construir el edificio para alojar la ingente cantidad de información administrativa que requería el negocio con las Indias.
Hoy, tras las cíclicas fachadas de ladrillos rojos se mantiene la apariencia de las salas donde durante siglos se guardaron los más importantes documentos de las cortes. Aunque en la actualidad esa custodia no se hace en sus armarios. Los documentos se guardan a buen recaudo en salas aledañas a las que se accede por túneles que atraviesan las calles colindantes. Sí se pueden visitar exposiciones relacionadas con las Indias y el descubrimiento, además del conjunto arquitectónico, de gran valor.
La mayor catedral gótica del mundo
La Catedral de Sevilla tiene varios títulos, entre ellos el de ser la mayor catedral gótica del mundo. Fe de su magnificencia son sus cinco naves, más de veinte de capillas, dos enormes sacristías, cuatro patios anexos y una iglesia con su propia parroquia, la del Sagrario.
En su interior descansan los restos de santos y personas insignes a lo largo de la historia, como es Cristóbal Colón. Sesenta inabarcables pilares soportan un conjunto de bóvedas que permiten bañar el interior con luz natural, incrementando la sensación de grandeza del templo cristiano. Si bien, también es un auténtico museo con miles de obras de arte. Destacan como imprescindibles del restaurado retablo mayor, la custodia del Corpus Christi y el tesoro catedralicio.
Aunque no se puede decir que se ha estado en la Catedral de Sevilla sin subir a su campanario, La Giralda. El Giraldillo, insigne veleta de Sevilla, alcanza los 104 metros. Subir hasta donde penden las campanas no se hace pesado, gracias a que la torre carece de escalones. En su lugar los árabes dispusieron de amplias rampas, que facilitaban el acceso en caballo hasta lo más alto, desde donde se tienen unas impresionantes vistas de Sevilla y los pueblos de alrededor. Eso sí, es recomendable no coincidir con el toque de las horas. Las 26 campanas de La Giralda pueden llegar a ser ensordecedoras escuchadas desde muy cerca.
Sevilla en fiestas
Con la llegada de la primavera Sevilla se viste de fiesta. Primero es la Semana Santa, que marca el calendario del resto de festejos. Bandas de cornetas y tambores y penitentes con túnicas de diversos colores serpentean por las calles del centro acompañando a los casi doscientos pasos que se ponen en la calle durante la Semana Mayor de Sevilla.
Cada día, desde el Viernes de Dolores, se ponen en la calle en torno a diez hermandades, acompañadas de centenares de nazarenos con sus velas en las manos al son de marchas y saetas. El centro es el mejor lugar. Existe un recorrido común para todas las cofradías, la Carrera oficial, a la que accede previa compra de un palco o sillas para ver desfilar a las hermandades. Aunque para los más aventureros las calles colindantes también ofrecen infinidad de rincones donde experimentar la Semana Santa y poner los pelos de punta al transcurso de enormes pasos magistralmente portados y bailados al son de saetas y marchas procesionales.
La Feria de Abril es la segunda cita más importante en el calendario de Sevilla. En el recinto ferial situado en Los Remedios se levanta un pueblo con calles homónimas a grandes toreros y casetas en lugar de casas. Los toldos rojos y verdes dan sombra a espectaculares y livianas construcciones que recrean patios andaluces. Al son de sevillanas bailan propios y visitantes, esquivando el centenar de coches de caballos en los que se pasean algunos de los personajes más famosos del panorama nacional.
La mayoría de las casetas son privadas y su acceso está restringido a los socios, si bien hay una veintena de recintos en los que se puede entrar sin dificultad y disfrutar de la noche del Lunes del Pescaito, tomar un “rebujito”, bailar unas sevillanas o disfrutar de buena compañía. Todo con una excepcional portada que cada año difiere del anterior y que es coprotagonista en las fotos de cuantos viajan a Sevilla en feria.
Sevilla y sus exposiciones
Sevilla tiene aún mucho por ofrecer. El legado de sus exposiciones, iberoamericana una y universal la otra, han sido determinantes para la Sevilla actual. En los años 80, cuando Sevilla fue elegida como sede de la Expo 1992 el entonces presidente del gobierno y también sevillano Felipe González dijo: “vamos a dejar a Sevilla que no la va a conocer ni la madre que la parió”. Y así fue. Ingentes presupuestos modificaron el cauce del río y dieron vida a la Isla de la Cartuja. Los pabellones de aquella exposición aún se pueden visitar hoy, junto con el propio Monasterio de La Cartuja, en otro tiempo fábrica de cerámica y hoy Museo de arte contemporáneo.
Y para terminar con el mejor sabor de boca, nada como una ruta por el Parque de María Luisa y los pabellones de la Exposición del 29, con la Plaza de España como meta de nuestros viajes a Sevilla.