Tarragona a través del Ebro y el Priorat

Viñas-Priorat-Tarragona

Las tierras a las que hoy viajamos dieron nombre a la península Ibérica. El río Ebro, su ribera y la comarca del Priorat constituyen el paraíso interior de Tarragona. La provincia catalana saluda al mar con uno de los litorales más hermosos que circundan la península. La Costa Dorada, a la que viajamos hace unas semanas, nos dejó tan buen sabor de boca en nuestra agenda viajera que teníamos que intentar repetir la experiencia. Pero en esta ocasión fuimos más castizos, si se puede catalogar así. Decidimos adentrarnos en la provincia romana de Hispania Tarraconensis. Así que hemos tomado el Ebro como guía, desde que entra en Cataluña dejando atrás las tierras de Aragón, para después volver al centro y recorrer la comarca del Priorat, otro tesoro natural cincelado por el hombre.

Cuando el Ebro se hace catalán

El Parque natural de Riba-roja es el primero en dar la bienvenida al caudaloso Ebro cuando el río llega a tierras catalanas. Desde allí continúa su pausado descenso en busca de un delta tan afamado como el mar en que se baña. Pero antes atraviesa la comarca de la Ribera del Ebro, siendo testigo perenne de la historia y compañero de villas y pueblos en los que haremos más de una parada.

Miravet

Dejamos atrás Mora de Ebro y nos detenemos en la villa de Miravet, en la orilla oeste del río, frontera que fuera hace un siglo de las dos «españas» divididas. El enclave estratégico de la localidad la hizo propicia en otro tiempo para velar por la defensa de la región. Testigo de esas historias es el castillo de Miravet, una fortaleza envidiada por otros bastiones próximos, catalogado entre las más formidables de Cataluña.

En su torre han ondeado banderas de varias ideologías, dinastías e ideales. Fueron los árabes los que propiciaron la construcción de la fortaleza, que posteriormente sirvió de alojamiento a caballeros de la Orden del Temple.

Miravet

Miravet. Imagen de Jaume Meneses.

Al asomar la cabeza entre las almenas se distingue el protagonismo del río Ebro, que recorre su sinuoso cauce, haciendo de frontera natural con la orilla opuesta. Esa misma frontera que propició un episodio de nuestra historia reciente. La Batalla del Ebro tuvo uno de sus más cruentos episodios a los pies de esta villa. Durante 100 días el ejército republicano contuvo a las huestes nacionales, hasta el 25 de julio de 1938, cuando las fuerzas encabezadas por Franco finalmente consiguieron cruzar el río y entrar en Cataluña.

El testimonio de la batalla se rememora en el que fuera el tempo parroquial de Miravet, la Iglesia Vieja. En sus muros hoy desacralizados cuelgan imágenes que rememoran la historia, dejando una innegable huella en el propio edificio de construcción renacentista que hoy luce vacío y eternamente herido.

La parte baja de Miravet se la conoce como Cap de la Villa y también por la Alquería. Estas casas tienen que soportar cada vez más a menudo las crecidas del Ebro, que recoge las aguas de lluvia de centenares de kilómetros de ribera.

Más amable es la historia reciente de Miravet, localidad protagonista de la firma del Estatuto de Autonomía de Cataluña, que se firmó en su castillo, aunque se fraguó en la zona baja del pueblo, la más próxima al río, en el Molí Vell. Desde un lugar próximo se puede embarcar en las sencilla embarcación que ha modo de trasbordador hace de puente entre las dos orillas y cruza hasta Ginestar del Ebro, alternativa a utilizar los puentes próximos, como los de ambas Mora, Mora del Ebro y Mora la Nova.

El Tesoro de Tivissa

Desde Mora de Ebro parte una carretera en dirección sureste que pasa cerca de nuestra meta, la comarca del Priorat. Antes hacemos una parada en uno de los primeros poblados íberos de la península, precisamente de donde nos viene el nombre a nuestra “casi isla”.

El Castellet de Banyoles data del siglo IV antes de Cristo. Hoy los embistes del tiempo han dejado solo una huella de lo que fue, pero ha permitido recuperar el conocido como Tesoro de Tivissa. Una de esas colecciones de joyas que hace milenios vestían reyes y jefes tribales o mujeres de alta alcurnia.

Tivissa

Tivissa. Tarragona. Imagen de Jordi D.A.

Desde allí el paseo es agradable hasta Tivissa, el municipio más próximo. Nos llama la atención la iglesia que corona al recinto urbano, pero sobre todo su historia. Nos cuentan que la primitiva iglesia se quedó chica, y fue idea de un arquitecto de la época construir una mucho más grande literalmente encima, de modo que quedó la antigua recogida en un sarcófago de piedra.

Para los aventureros y amantes de novelas de vampiros el viaje continúa por la Sierra de Llaberia. El pequeño municipio de Pratdip no solo es un escaparate único de la naturaleza de esta región interior de Tarragona, sino que está orgulloso de sus leyendas de lobos y vampiros. ¿Conseguirás conciliar el sueño de noche?

El Priorat

Justo al norte de donde nos encontramos se extiende la comarca del Priorat. Tierra de vinos, tradiciones, fiestas, rica gastronomía y densa cultura que nos invita a adentrarnos en sus antiguas minas, caminar entre sus viñedos y disfrutar pausadamente, como se maceran los buenos caldos.

Ruta del vino y el aceite

Bodega

Comarca del Priorat – Ruta del vino

Nos dejamos llevar por la gastronomía, que es uno de los alicientes para descubrir nuevos destinos viajeros que después compartir. En el Priorat hay una larga tradición vitivinícola que se traduce en dos denominaciones de origen: Priorat y Montsant. Las bodegas y viñas que se suceden en la región, así como los olivares de esta región de Tarragona, nos sirven de guía para conocer la comarca.

De la DOC Priorat podemos recorrer más de treinta bodegas, más de una docena suma la DO Montsant y nueve son las propuestas que nos invitan a degustar aceites e introducirnos en almazaras donde el intenso olor de la aceituna recién exprimida es el protagonista indiscutible.

La calidad de los caldos, dicen los guías de las bodegas, que viene por la peculiar disposición de las tierras donde se crían las viñas. Algunos viñedos se asoman peligrosamente a diminutas riberas con inclinaciones de hasta el 60%. Sin embargo, a simple vista, desde cualquier mirador de los que nos encontramos haciendo rutas de senderismo, en bici o a caballo, el Priorat ofrece la sensación de que un manto natural de vegetación cubre las montañas dando una suave ondulación al paisaje.

La Figuera

Algo más de un centenar de vecinos tiene el privilegio de vivir en La Figuera. Aquí no se escucha el incesante ruido de los coches, sino que paseando por sus calles tan solo se distingue el sosiego característico de la región interior de Tarragona. El olor del cocido o del pan recién hecho son acompañan por momentos.

En la villa buscamos el mejor lugar para tomar una panorámica del espectacular paisaje que tenemos delante, y lo encontramos en el mirador de la ermita de Sant Pau. Desde aquí se pueden observar en los días claros los picos de los Pirineos y divisar hasta siete provincias de Cataluña, Aragón y Castilla.

Bellmunt

La cuenca minera del Priorat tuvo en Bellmunt uno de sus más prósperos lugares. De sus minas se extrajo durante décadas infinidad de plomo. Hoy en día los mineros son geólogos y aficionados que hacen de las cuevas su peculiar laboratorio y campo de trabajo. La mina Eugenia es una de las pocas que se puede visitar. Se la conoce como Mina Grande, por sus espectaculares dimensiones. En la actualidad a los viajeros más intrépidos nos permiten recorrer sin dificultad 700 metros de galerías que bajan 35 metros. Tampoco se puede obviar la Casa de Minas.

Atardecer en Siurana

Siurana

Atardecer en Siurana

Dicen de Siurana que es el mejor lugar de la comarca del Priorat, en Tarragona, para ver el atardecer. Y es así porque hay que subir hasta la cota de los 730 metros siguiendo un sinuoso trazado para llegar a este reducto de tranquilidad rodeado de naturaleza. Lo cierto es que no se puede esperar muchos servicios de un pueblo que solo cuenta con 25 habitantes, pero si encontramos a alguno de ellos por la calle, especialmente de los más veteranos, hay que aprovechar para preguntarle por la historia del salto de la reina mora. Que no vamos a reproducir aquí, sino que instamos a conocerlo en el mismo lugar donde nace la leyenda.

Y con esta incógnita concluimos nuestra ruta por la Ribera del Ebro y la comarca del Priorat, dos auténticos tesoros del interior del Tarragona a los que deseamos volver, lo que será muy probable, gracias a las ofertas de viajes de SMS Vacaciones.

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