Moscú, claves viajeras de la capital de Rusia

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El Kremlin sobre el río Moscova, Moscú.

La imperial Moscú abre sus puertas al viajero en un tiempo nuevo y en el mejor momento para conocer la capital de Rusia. La devaluación de la moneda nacional, el embargo europeo y demás tejemanejes de alta alcurnia marcan las próximas fechas como las más adecuadas para viajar a Moscú. La ciudad de los zares ofrece todo el esplendor de siglos de historia atestiguado por enormes palacios, museos y la aparición de una nueva clase social que requiere de nuevos lugares de encuentros, ocio y centros comerciales. Haz las maletas, nos vamos de viaje a Moscú.

Datos de interés para viajar a Moscú

De Moscú se decía antaño que era puerto de cinco mares. Hoy en día los únicos barcos que trasiegan por las aguas del Volga son las lanchas de los nuevos millonarios y los cruceros que cruzan Rusia desde Moscú a la emblemática San Petersburgo por esta vía fluvial digna de otra gran escapada.

Cuando el viajero llega a cualquiera de los cuatro aeropuertos de Moscú debe llevar en la mano preparados el pasaporte, el correspondiente visado, resguardo de acreditación del seguro médico y su reserva de hotel. En principio con hablar inglés se podrá desenvolver más o menos bien por la ciudad. Sin embargo, el ruso, como idioma, es imperante allá donde vaya. Por otra parte ayuda a preparar el viaje a Moscú la página web de la Oficina de turismo de Moscú, que cuenta con una versión en español.

En la cartera conviene que lleve una provisión de rublos, la moneda rusa. Con su devaluación respecto al euro verá que con el cambio sale ganando. Además no debe olvidar sumar tres horas al reloj.

Un último consejo: cuidado con viajar a Moscú en invierno, o como también se llama “general invierno”, pues fue el frío ruso el que más daño hizo a las tropas invasoras de Hitler y Napoleón. Si bien, la ciudad cambia completamente en Navidad y se hace irresistible pasear por sus calles y plazas.

La plaza Roja y el Kremlin

A lo largo de la historia los episodios más importantes de Moscú han tenido dos escenarios privilegiados: el Kremlin y la plaza Roja. Ambos son dos símbolos de la ciudad y dos visitas indispensables en la agenda del viajero.

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Panorámica de la Plaza Roja de Moscú.

“Roja”, en ruso, es sinónimo de “bella”. La plaza Roja es la puerta de entrada a un Moscú espectacular. Es fácil llegar, una de las estaciones de metro (auténticos palacios bajo tierra) desemboca en la plaza, que da acceso al Kremlin. En la plaza Roja está uno de los lugares más visitados de Rusia: la tumba de Lenin, cuya momia visitan cada día miles de rusos en una cola en a la que se suman los viajeros con más tiempo.

Probablemente sientas que ya has estado aquí. Es normal. La plaza Roja es escenario indispensable en las películas de espías. A parte del mausoleo, este gran espacio abierto nos permite acercarnos al Museo de Historia y contemplar la espectacularidad de la catedral de san Basilio, aunque vamos a declinar entrar ahora en el templo, lo dejaremos para cuando concluya la visita al Kremlin.

El Kremlin es una ciudad dentro de Moscú. Tras sus muros, protegidos en uno de los lienzos por el río Moscova, se encuentran edificios gubernamentales y algunas de las iglesias más importantes de Moscú. El Kremlin es el orgullo de toda Rusia y su tesoro más valioso. Sobran razones para justificar que se encuentre junto con la plaza Roja inscrito en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

Tras pasar las enormes puertas del recinto amurallado tenemos ante nosotros palacios, museos, jardines, iglesias y catedrales. Uno de los edificios está ocupado por la Presidencia de la Federación Rusa. Todos los edificios son dignos de visita, si bien en esta primera parada tenemos que acceder al Museo de la Armería Real, donde se guardan, muestran y custodian los tesoros de los zares: los huevos de Fabergé, vajillas de oro y plata, tronos y carrozas de excepcional lujo, coronas, diademas y joyas engarzadas con diamantes de increíble valor.

Catedrales, iglesias y monasterios

Junto con la plaza Roja y el Kremlin, los iconos artísticos más representativos de Moscú son las iglesias, catedrales y monasterios, algunas situadas dentro del completo gubernamental.

La Catedral de san Basilio rememora una de las victorias del ejército ruso. Es la más vistosa de los edificios ortodoxos y uno de los más fotografiados, a lo que contribuye tener la plaza Roja delante. Por similitud bien podría decirse que está inspirada en un enorme helado de multitud de sabores y sirope. Aunque en realidad se trata de nueve torres dedicadas cada una de ellas a una figura bíblica.

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Catedral de san Basilio, Moscú.

Un estilo totalmente diferente tiene la Catedral del Cristo Redentor. Stalin la mandó destruir para construir en su lugar una piscina. En la década de los 90 se reconstruyó por aclamación popular, hoy constituye el mayor templo ortodoxo de Moscú. Sus blancas fachadas y las cúpulas doradas son el aperitivo a la belleza inusitada de su interior, donde no hay ni un centímetro cuadrado que no esté suntuosamente decorado del suelo al techo.

La Catedral de la Anunciación, de nuevo en el interior del Kremlin, es otro de los símbolos de Moscú. Lo que hoy vemos no es la construcción original, pues también tuvo que ser reconstruida en ocasiones anteriores por demoliciones previas. Si bien vale más su interior que las sobrias fachadas. Dentro, sus muros son auténticas obras de arte de la iconografía rusa, con alegorías incluso a los maestros socráticos.

Los palacios bajo tierra

Stalin fue el gran precursor de la construcción de las líneas de metro de Moscú. De ellas podríamos decir que forman intrincadas constelaciones cuyas estrellas son dignas de los mejores palacios. El dirigente decía que las estaciones de metro eran los palacios de los trabajadores, y como tal las hizo decorar.

Hoy día algunas de las estaciones tienen tanto o más valor artísticos que los muros de los edificios abiertos al público sobre tierra. Las estaciones de Komsomolskaya, Mayakovskaya y Ploshchad Revolyutsii son las más bellas, los palacios subterráneos de Moscú, visita ineludible para el viajero que pone sus pies en Moscú y una buena forma de desplazarse evitando el caótico tráfico.

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Estación de metro de Komsomolskaya, Moscú.

Museos, fuentes y teatros

De vuelta a la superficie aún nos queda mucho por descubrir de los tesoros de Moscú. Tomando el río Moscova como referencia es ineludible la vista del Kremlin y la catedral de san Basilio desde la isla Bolotny. En otro tiempo, esta porción de tierra enmarcada por el río fue un polo industrial. Hoy día ha cambiado su finalidad y las antiguas fábricas, como la fábrica de chocolates Octubre Rojo, son hoy sede de las más importantes galerías de arte del país. Los reconvertidos edificios atraen a multitud de jóvenes y artistas que exponen en estas reconvertidas salas su visión de la Rusia más moderna.

Otro de los iconos del arte ruso es el Museo Pushkin de Bellas Artes. Si el viaje ofrece tiempo merece la pena entrar para ver su obra más importante: el Tesoro de Troya, arrebatado durante la guerra a Alemania.

Aunque probablemente la mayor expresión del arte y la cultura de Moscú sea el magistral Teatro Bolshoi. Ante su extraordinaria fachada neoclásica otro icono de moscovita, la fuente de Bolshoi. Una vez dentro el lujo se adueña de todos los sentidos, no solo por la belleza del edificio sino por la oferta cultural de conciertos, ópera y danza que es una referencia en toda Europa. En la misma plaza sorprende el Hotel Metropol y el Hotel Nacional. En este último se disfruta del café como en pocos lugares de Moscú.

Desde luego aún nos queda mucho por descubrir de Moscú. La capital rusa explota en un bullicio de centros comerciales de lujo como las Galerías GUM, al estilo de las que se encuentran en Milán. Merece la pena completar un paseo por su emblemáticas plazas y parques, haciendo paradas cada tanto para subir a la casas de los genios de la literatura rusa: Gorki, Tolstoi, Chejov y Pushkin. En tan solo unos metros los contraste de los símbolos comunistas comparten escenario con los carteles de las marcas de moda, poniendo de manifiesto que Moscú se ha abierto al mundo y es un destino de vacaciones privilegiado y que se encuentra en uno de sus mejores momentos para visitarlo hasta la saciedad y disfrutar la ciudad con uno de nuestros viajes a Moscú.

 

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